Antonio de La Cruz, celador del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, fue agredido el pasado domingo 4 de noviembre. Una mujer le insultó y le golpeó tras echar a un familiar suyo "correctamente" de los paritorios. Es la última víctima de las agresiones sufridas por el personal sanitario en las últimas fechas. De La Cruz lamenta la sentencia final.

"Creo que el sistema ha de castigar a la personas agresivas. Me siento muy mal, porque si nos descuidamos un poco, no le ponen ningún castigo a mi agresora. Sólo 12 días de arresto domiciliario, encerrada en su casa y 300 miserables euros. No hay justicia, no encuentro palabras, me siento muy mal. No sé que puedo decir, yo sentí que me mataba a palos", afirma de La Cruz.

"Estoy muy mal de la cabeza y seguramente, la semana que viene mi médico me mande al psicólogo. Yo no entiendo la agresión, no la comprendo. Por eso no la puedo respetar".

Deseo que esto no vuelva a pasar

"Yo sólo tengo palabras de agradecimiento para mi compañera, Heliodora Duque, que fue quien tocó el timbre y avisó a seguridad. Gracias a esta señora yo estoy vivo, porque recibí 30 patadas; me duele mucho el oído izquierdo, el testículo derecho lo tengo inflamado y las vértebras cuarta y quinta de las lumbares las tengo dañadas... y tengo informes de urgencias que lo corroboran".

"Si no es por ella y por los guardias de seguridad, me matan a palos, y eso no se puede tolerar. Con todos mis respetos hacia la Gerencia y la dirección del hospital, yo estoy en contra de las visitas, no se puede tolerar que haya 500 personas en cada planta de maternidad. Eso alguien lo tiene que cortar, son demasiadas personas".

"A mí me ha pasado varias veces que a las 22:00 horas, mi hora de salida, estoy recogiendo para irme a mi casa, y llegan 20, 30 ó 50 personas, que tienen que ser atendidas. Éste es un hospital maravilloso, pero tienen que cortar las visitas, porque si no llega la agresividad. Llevo 29 años trabajando, en esto, y nunca me habían agredido, hasta ahora".

"Encima, la agresora contó todo al revés en el juicio. He de darle las gracias a mi compañera, que estuvo como testigo. Si no está ella conmigo, hubiese sido la palabra de la otra parte contra la mía, y a ver entonces qué hubiera pasado. No he tenido ningún apoyo ni de la dirección del hospital ni de mis jefes. Deseo, por todos mis compañeros, que esto no vuelva a pasar".