Ruido, agitación, tumulto, vicio... Ámsterdam, La Haya y Róterdam, imanes artísticos del siglo XIX

  • La exposición 'Tumulto en la ciudad' selecciona las vívidas escenas urbanas de los 'tachtigers', la última generación de pintores holandeses del siglo XIX.
  • La creciente emigración a las ciudades puso ante los artistas nuevas formas de entretenimiento, fiestas callejeras, actividad comercial, bares de mala muerte...
  • La muestra incluye más de cien pinturas, así como fotografías, material documental, obras del gran Breitner y cuadernos de Isaac Israels.
Escena urbana de Ámsterdam en un óleo de 1891 de Breitner
Escena urbana de Ámsterdam en un óleo de 1891 de Breitner
Singer Laren
Escena urbana de Ámsterdam en un óleo de 1891 de Breitner

La neutralidad de los Países Bajos durante la I Guerra Mundial —vital para el abastecimiento de Alemania— elevó de forma notable la población urbana de las ciudades. Los intercambios comerciales, las actividades portuarias y los servicios ofrecían empleo y la población de las tres grandes urbes holandesas (La Haya, Ámsterdam y Róterdam) se duplicaron en tamaño y población desde finales del siglo siglo XIX hasta la primera década del XX.

Con el cambio demográfico llegaron una crisis de vivienda, que derivó en el desarrollo de nuevos suburbios alrededor de los viejos centros urbanos, y la expansión del tumulto, la agitación, el vicio y la vida frenética y ruidosa de las ciudades. Si durante el siglo anterior los artistas plásticos se habían dedicado a mostrar la placidez del campo y la limpia luz derivada de los vientos costeros, el XX convirtió a las metrópolis en imanes para la creación.

La exposición Rumoer in de stad (Tumulto en la ciudad) está dedicada a los tachtigers, equivalente holandés a los impresionistas, un movimiento de pintores que se entregaron a plasmar las emociones nacidas del frenesí y las nuevas formas de relación social que se estaban gestando en las tres metrópolis del país. La muestra, que reúne más de cien pinturas, así como fotografías y material documental, se celebra en el Museo Gementee de La Haya hasta el 5 de noviembre.

Así como los artistas de la Escuela de La Haya habían dejado unas décadas antes sus estudios en la ciudad para pintar el campo circundante, los artistas de la siguiente generación exploraron la vida en la ciudad y sus emociones. A partir de 1880, jóvenes pintores como George Hendrik Breitner, Isaac Israels y Willem Witsen hicieron de la vida urbana el foco de sus dibujos y pinturas.

Acusado contraste de belleza y fealdad

A finales del siglo XIX, la industrialización y la creciente afluencia de inmigrantes comenzaron a promover el consumo de productos de lujo y entretenimiento público y masivo. Los artistas firmaban escenas de las ciudades en su acusado contraste de belleza y fealdad, pintando fiestas callejeras y bares de mala muerte y vicio, pero también comercios de moda, restaurantes y teatros.

Cada uno de los tachtigers tenía su propia visión de la vida urbana, reflejando las muchas facetas de la ciudad moderna, un ámbito donde el lujo y la diversión contrastaban agudamente con la pobreza en la que vivía gran parte de la población. Mientras Breitner representaba a las damas de compras y a los obreros, Israels pintó desfiles de moda chic y cafés populares y Jacobus van Looy registró multitudes jubilosas en fiestas públicas.

La primera iluminación eléctrica

Todos fueron atraídos por el bullicio de la ciudad y en conjunto sus cuadros transmiten una vibrante impresión de la vida del naciente siglo XIX en las tres principales ciudades holandesas, con tranvías, la primera iluminación eléctrica de la calle, escaparates atractivos e incesantes trabajos de construcción.

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