Los hábitos de los adolescentes alicantinos están cambiando a marchas forzadas. Salir de fiesta y beber con los amigos ya no ocupa el primer lugar de sus preferencias.

En la actualidad, la práctica del botellón ha quedado relegada como la quinta predilección entre los adolescentes a la hora de gastarse el dinero, según los datos que refleja la encuesta a más de un millar de jóvenes que ha realizado por toda la provincia la ONG Controla Club.

Según Gabriel Tejerina, su portavoz, ahora los jóvenes se decantan por emplear su dinero «en la compra de móviles, ropa, pagar la letra del coche o la de la hipoteca,eso, quien tiene el privilegio de tener una vivienda».

«No por ello han dejado de hacer botellón. Se sigue saliendo, lo que pasa es que ahora se buscan otras finalidades cuando se queda con gente para beber en la calle: no van a emborracharse, sino a ligar y entablar conversaciones», añade Tejerina.

La ordenanza municipal que establece multas de 90 euros para quien sea sorprendido bebiendo en la calle por la Policía «también ha motivado que el botellón haya menguado en Alicante, sin duda, aunque cuando hay grandes fiestas como Hogueras o carnaval, la gente desparrama. También es cierto que existe más permisividad de las autoridades», concluye Tejerina.

El 38% bebe en la calle

Un 38% de los menores de 16 a 18 años practica el botellón, y la mitad de ellos opta por las bebidas de alta graduación, duplicando la ingesta de cerveza y vino.

Así lo pone de manifiesto un estudio realizado por la Universidad de Valencia, que expone que el botellón «forma parte de la cultura juvenil de la sociedad española».

Y según datos del Plan Nacional sobre Drogas, desde 1996 ha aumentado un 20% el consumo de bebidas de alta graduación entre los menores, mientras que la ingesta de cerveza ha caído en un 30%.

El perfil de quien hace botellón es el de un estudiante que vive en casa de sus padres y de clase media.