A prisión por espiar los correos de su exmujer para obtener ventaja en el divorcio

  • Un juez ha condenado a dos años y medio de cárcel a un hombre, Andrés G., por espiar los correos electrónicos de su exmujer.
  • Esto le permitió saber de antemano lo que ella y su abogada iban a plantear en el juicio.
  • El hombre también deberá pagar una multa de 3.600 euros.
Un ordenador.
Un ordenador.
PIXABAY
Un ordenador.

El juzgado de lo penal número 25 de Barcelona ha condenado a dos años y medio de cárcel y al pago de una multa de 3.600 euros a un hombre, Andrés G., por espiar los correos electrónicos de su exmujer para obtener ventaja en el divorcio.

La vista de divorcio estaba fijada para el 25 de noviembre de 2009 y durante los meses previos, ha publicado el diario El País, Andrés regresó a vivir a casa de su madre y su hermana, en Badalona, y desde allí accedió a la cuenta de Yahoo de su ex y, una vez dentro, cambió las contraseñas. Luego leyó los correos entre su exmujer y la abogada de ella sobre el proceso de divorcio, con lo que supo de antemano lo que iban a plantear en el juicio, lo que le permitió obtener "una posición de ventaja", según reza la sentencia.

La mujer se dio cuenta de que alguien había accedido a su correo porque su contraseña no funcionaba. Su nueva pareja, que es informático, le ayudó a acceder de nuevo a la cuenta y a apreciar que algunos correos constaban como leídos, con lo que ella no dudó de que había sido cosa de su marido.

El hombre no solo leyó los mensajes relacionados con el divorcio, sino también otros 26 entre la mujer y su nueva pareja, algunos de ellos, de "contenido sexual", admitió la mujer en su declaración. También aseguró que Andrés llegó a "extorsionarla" con el contenido de estos correos sexuales, porque estaba dispuesto a enseñárselos al hijo de ambos "cuando fuera mayor". Afirmó, asimismo, que estaba embarazada cuando ocurrieron los hechos y que el suceso le obligó a coger la baja médica.

Por su parte,  Andrés dijo que no recordaba "casi nada" y que padecía "una enfermedad mental" de la que no aportó ninguna prueba, recoge la sentencia. También dijo que no sabía dónde vivía entonces y señaló que en casa de su madre había conexión a internet y que la persona que pudo haber accedido a la red era su sobrina.

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