Si no hay un reparto igualitario de las tareas de casa. Trabajar fuera de casa, con las consiguientes responsabilidades, esfuerzo o estrés y, al mismo tiempo, encargarse de las labores de casa es una combinación explosiva que, a la larga, pasa factura.
Las mujeres que comparten el trabajo remunerado con el doméstico tienen muchas más probabilidades de sufrir una mala salud. En términos porcentuales, hasta un 56% más, según un estudio presentado ayer e impulsado por el Ararteko sobre las desigualdades de la salud. Y este colectivo no sale nada bien parado, sobre todo si las tareas del hogar no están repartidas de forma igualitaria, dice el estudio.
Casi con seguridad, –tienen un 81% de probabilidades– estas trabajadoras duermen menos de siete horas, y posiblemente fumarán. La probabilidades es del 41%. Este informe señala que la clase social y el nivel de estudios son claros determinantes del estado de salud de las personas. Así, la proporción de hombres que tienen mala salud es un 76% mayor en la clase social más pobre que en la más rica.
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