Unos 250 alumnos del colegio público Jovellanos se quedarán hoy  sin recreo. Esperarán dentro de las clases a que el concejal de Educación, Justo Vilabrille, les confirme que tendrán una carpa provisional para poder salir al recreo de una forma segura, alejados del derribo.

Las obras de demolición de la Cátedra Jovellanos, justo al lado del colegio, motivaron días atrás las protestas de los padres. Los progenitores exigieron que o bien las obras se realizaban fuera del horario escolar o se construía una carpa para que los niños pudieran jugar a gusto.

De forma provisional, esta semana pasada se instaló un perímetro vallado en la calle Tomás y Valiente, al lado del colegio, situación que los padres de los alumnos calificaron de «dantesca», ya que no hay ningún tipo de medida de seguridad y los pequeños pasan el rato acorralados «como en una feria de ganado».

La solución de la carpa cerrada que mantenga a los pequeños más o menos aislados parece contentar a todos. De todas formas, si su instalación se demora en el tiempo se volverá a la solución del ‘recreo vallado’. En este caso, el Ayuntamiento aseguró que habrá miembros de Protección Civil para garantizar la seguridad de los menores.

Los padres de los escolares creen en la buena fe de los responsables municipales, por lo que han decidido dar por finalizadas las protestas (pitadas y manifestaciones a la puerta del colegio).

Sin embargo, aseguran que si no se soluciona el tema durante esta semana, volverán a las movilizaciones.

Tenía que derribarse en agosto

Gran parte de la indignación de los padres de alumnos del colegio Jovellanos viene motivada porque, según ellos, hubo un retraso injustificado en las obras de derribo de la Cátedra Jovellanos. En un principio, el edificio tenía que estar demolido pasado mes de agosto. «Si hubiera sido así, nada de esto hubiera ocurrido», comenta una de las madres.