Melania Trump, la tercera esposa del polémico presidente estadounidense, Donald Trump, fue un pilar decisivo en su campaña a las presidenciales del país. Discreta y siempre en un segundo plano, la exmodelo recorrió el país a su lado hasta la toma de posesión de su marido.

El 20 de enero fue el último día en el que Melania Trump pisó la escena pública, durante la toma de posesión del magnate como el presidente número 45 de EE UU. Desde entonces, nadie la ha visto, salvo a través de la entrevista publicada por Vanity Fair México, de la que era portada nada más llegar a Washington.

Es cierto que la pareja presidencial anunció que Melania y el hijo pequeño del magnate, Barron, permanecerían en Nueva York hasta que acabara el curso escolar y no se mudarían a la Casa Blanca. Pero lo cierto es que la exmodelo vive recluida desde entonces en la torre neoyorquina del magnate, sin que se haya tampoco dejado ver por las calles de Nueva York.

Además, la exmodelo eslovena siempre ha mantenido un perfil bajo en las apariciones públicas de su esposo, lo que hace pensar que tampoco se significará durante su paso por la presidencia en el papel de Primera Dama, un puesto que en EE UU  cuenta con agenda y despacho propio en la Casa Blanca.

Pero su progresiva desaparición de la escena pública podría no ser casual y repsonder a una estrategia perfectamente diseñada: que sea la hija favorita de Doanld Trump y sagaz mujer de negocios, Ivanka Trump, quien en la práctica ejerza de Primera Dama del país acompañando a su padre en los actos oficiales.

Está por ver qué agenda tendrá Ivanka, que de momento tiene despacho en la Casa Blanca (del que carece la propia Melania), y cuál será su papel en la práctica acompañando o no al presidente en los viajes oficiales. Sin ir más lejos, en el que tiene previsto realizar al Reino Unido próximamente invitado por Isabel II, en caso de que la presión popular no acabe suspendiéndolo.

De momento, Ivanka ya ejerce como Primera Dama del país. Hace unos días pudo vérsela junto a su padre recibiendo y homenajeando el cuerpo del marine fallecido en una operación en Yemen. Y ayer mismo subía con Trump al avión presidencial como miembro de pleno derecho de la comitiva del magnate.

Mientras, Melania no da señales de vida y está completamente desaparecida. Algo inexplicable (a pesar de las obligaciones escolares de su hijo) cuando durante la campaña electoral no abandonó a su esposo ni a sol ni a sombra.