En plena polémica por el muro, Melania es portada de Vanity Fair México

Melania Trump, en la portada de Vanity Fair México.
Melania Trump, en la portada de Vanity Fair México.
@VanityFairMX
Melania Trump, en la portada de Vanity Fair México.

"Si sufriera un terrible accidente de coche, su marido no la abandonaría, claro, siempre y cuando sus pechos resultaran intactos". Así comienza el reportaje de la versión online de la edición mexicana de Vanity Fair, que ha elegido a Melania Trump para su portada de febrero.

En medio de la grave crisis diplomática que atraviesan la administración de su marido y el Gobierno mexicanos, la revista publica la entrevista con la "tímida, bella y complaciente" primera dama, que habló con la revista sobre "su turbio pasado familiar, las tácticas para lidiar con su marido y como planea convertirse en la nueva Jackie Kennedy".

Además, se muestra en contra de las operaciones estéticas, del "bótox y las inyecciones", porque las considera perjudiciales "para la cara y para los nervios", y dice que nunca ha empleado estos métodos: "Todo es mío. Envejeceré con dignidad, como le pasa a mi madre", afirma.

La portada de febrero muestra a una sonriente Melania vestida de blanco, con un plato lleno de joyas que ella simula estar enrollando en el tenedor como si estuviera comiendo pasta.

Y entre medias, anécdotas de su marido: "Trump valora que ella le ponga las cosas fáciles. 'Trabajo mucho, desde muy temprano hasta muy tarde —dijo en 2005—. No quiero llegar a casa y esforzarme para mantener una relación'". "Para el magnate, divorciado dos veces, Melania es espléndida. Nunca le ha oído “echarse un pedo ni hacer caca”, según le contó una vez al showman Howard Stern. (Melania asegura que la clave es tener baños separados)",  cuenta el reportaje.

Sobre la (surreal) anéctdota del accidente y los pechos intactos, el reportaje lo explica: Trump también contó a Stern que Melania es "una mujer increíble. 'Tiene proporciones perfectas (mide 1.80 m, pesa 56 kilos) y unas tetas estupendas, lo cual no es un asunto insignificante'. Stern preguntó al magnate qué haría si Melania sufriera un terrible accidente de coche, tras el cual se quedara sin poder utilizar el brazo izquierdo, le saliera una purulenta mancha roja cerca de un ojo y se le deformara el pie izquierdo. ¿Seguiría con ella?

—Y los pechos, ¿qué aspecto tendrían? —preguntó Trump.

“A los pechos no les pasaría nada”, contestó el presentador. En ese caso, claro que seguiría con ella. “Porque ese detalle es importante”.

"No entra en polìtica"

En las declaraciones concedidas a la publicación, que ya aparecieron el pasado abril en un artículo de la revista GQ -también del grupo editorial Condé Nast-, la primera dama de EEUU, de 46 años, refleja su posición de "no entrar en política ni en temas legislativos", porque es Trump "quien se ocupa de esas cosas".

De los consejos que le da a Trump "nadie se entera y nadie se enterará jamás, todo eso queda entre mi marido y yo".

Melania narra cómo conoció a su esposo durante la Fashion Week de Nueva York. Entonces no le quiso dar su número de teléfono, y lo que hizo fue pedírselo a él, porque "quería ver cuáles eran sus intenciones".

"Hubo mucha química entre nosotros, pero su fama no me impresionó. Es posible que él lo notara", relata Melania, de acuerdo con el avance proporcionado por Vanity Fair sobre el número que se publicará mañana.

Afirma que nadie la controla, que viaja con Trump cuando puede y que su esposo le "apoya mucho". "Si le digo 'me voy a dar un baño o me van a dar un masaje', él no se opone", comenta la primera dama de origen esloveno que se nacionalizó estadounidense en 2006.

La revista también rescata el testimonio del hermanastro de Melania, Denis Cigelnjak, fruto de una relación que tuvo su padre con una mujer de su pueblo, Sevnica (Eslovenia), antes de casarse con la madre de la primera dama.

Cuando fue interrogada por este tema, Melania dijo a la publicación que la existencia de su hermanastro la conoce "desde hace años", y pidió respetar la privacidad de su padre.

Melania Kanuss es la tercera esposa del presidente de Estados Unidos, Donald Trump (que con anterioridad ha estado casado con Ivana Trump y con Marla Maples, con quienes tuvo en total cuatro hijos), y son padres de Barron, de 10 años.

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