De los grabados en madera del siglo XVII al manga: la progresión lógica del dibujo pop japonés

  • El museo MKG Hamburgo, propietario de una las mejores colecciones de arte japonés de Europa, traza una línea de tiempo de cuatro siglos del dibujo nipón.
  • La muestra comienza con los grabados de los grandes maestros del tradicional estilo 'ukiyo-e', Kuniyoshi (1797–1861) y Hokusai (1760–1849).
  • La afamada cultura pop contemporánea del país es una reinterpretación de temas, motivos y géneros narrativos tradicionales: fantasmas, monstruos, samuráis...
Fotograma de la película 'Miss Hokusaki', de Hinako Sugiura
Fotograma de la película 'Miss Hokusaki', de Hinako Sugiura
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Fotograma de la película 'Miss Hokusaki', de Hinako Sugiura

El cómic japonés nació en 1680 con la historia del malvado demonio Shuten Doji, contada en una secuencia de imágenes tan moderna que parece actual, por el artista-grabador Hishikawa Moronobu (1618-1694). Durante el siglo XVII, los exquisitos dibujantes del país desarrollaron la escuela de arte conocida como ukiyo-e (literalmente, pinturas del mundo flotante), germen del pop gráfico del país y del manga.

El Museum für Kunst und Gewerbe de Hamburgo (MKG), propietario de una de las mejores colecciones de Europa de arte japonés, traza una línea del tiempo de cuatro siglos que demuestra la progresión lógica entre temas, motivos y géneros narrativos tradicionales y los de hoy en la exposición Hokusai X Manga Japanische Popkultur seit 1680 (De Hokusai al manga. Cultura pop japonesa desde 1680), programada del 10 de junio al  11 de septiembre en la pinacoteca.

El primer artista conocido fuera de Japón

No es sorpresivo que Katsushika Hokusai (1760–1849) aparezca encabezando el lema de la muestra. El artista fue el primero de Japón en lograr reconocimiento fuera del hermético país y su delicada obra está integrada en la cultura popular occidental de hoy. Ha sido copiada y reutilizada miles de veces y tiene una cotidiana presencia en tatuajes o en los ideogramas electrónicos emoji.

Hokusai, como su contemporáneo Utagawa Kuniyoshi (1797–1861), fueron grandes maestros del ukiyo-e, la respuesta hedonista y liberal a la rígida moral del confucionismo. Los artistas que se apuntaron a la nueva corriente estaban interesados por la vida urbana, la moda, el teatro kabuki y las casas de placer del barrio de Yoshiwara. Incluyeron en sus temas, elementos populares muy importantes en la cultura oral y gráfica japonesa: los fantasmas, monstruos y heroicos guerreros samurái. La exposición demuestra como los temas son los mismos que los desarrollados en los siglos XX y XXI por el pop japonés.

El primer cómic, en el siglo XVIII

En el siglo XVIII se empezó a editar un tipo de libro en Edo, la actual Tokio, que buscaba llegar a un público amplio y urbano mediante ediciones de pequeño tamaño y precio asequible. El Kibyōshi, que tomó su nombre de las tapas amarillas, apareció por primera vez en 1775 y pronto se convirtió en uno de los libros más vendidos de su tiempo.

Fue el primer precedente de la industria del entretenimiento que dio lugar a los cómic y contenía todas las características que estos desarrollaron: combinaciones de texto e imágenes, símbolos codificados, estrategias narrativas experimentales, formas abreviadas de representación que producían el tipo de tensión que luego reaparecerán en los manga japoneses modernos. 

El fenómeno aprovechó que Edo era, desde principios del siglo XVII, una ciudad dinámica —la más poblada del mundo en ese momento—, con una gran demanda de productos destinados al ocio y el consumo.

Las cortesanas, primeras estrellas

El glamuroso mundo de las cortesanas, que atienden la curiosidad erótica de los hombres, eran presentadas en los primeros protocómics como ídolos de la feminidad y eran copiadas en atuendos por las mujeres de clase media: fueron las primeras estrellas dibujadas y un antecedente del poder que los protagonistas de las series animadas de hoy tienen sobre los fans.

El samurái, estilizado como ser mítico, se convirtió, por su parte, en símbolo de lealtad y honor, un modelo de justicia en una época marcada por el despotismo de la nobleza militar. En los cómic manga de las décadas de los años sesenta y setenta del siglo XX, el samurái fue reinterpretado como una crítica subversiva y el desarrollo social y tecnológico trajo de la mano nuevos tipos de héroes que sustituyeron a los legendarios: personajes femeninos, grandes robots y personajes de otro campo tradicional, el inframundo yōkai, poblado por fantasmas y apariciones truculentas. 

Manga para escolares, empleados, pensionistas...

Desde la eclosión de mediados del siglo pasado, el manga es en Japón "omnipresente" y las tiradas de los cómics son de cifras millonarias. "Hay manga para preescolares, niñas, adolescentes, empleados y pensionistas. Desde finales de la década de 1980, ha encontrado un número creciente de lectores en los mercados occidentales de historietas, que inicialmente encerró al manga en el nicho de las publicaciones exóticos, superado por una creciente ola de popularidad", explican desde la exposición.

Las "formas típicas de expresión del manga se caracterizan por un lenguaje pictórico específico con sus propias convenciones y códigos visuales", pero nada es tan nuevo como parece. Un ejemplo es la estética kawaii, basada en la imagen de los niños pequeño y hermosos, que ya estaba presente en los grabados de los maestros de ukiyo-e de hace varios siglos.

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