El proyecto se estrena este curso y la primera convocatoria ha sido todo un éxito. Un aluvión de peticiones para una estancia profesional de cuatro meses –entre octubre y febrero– en Francia, Grecia, Italia, Portugal o Inglaterra.

Y es que la oferta tiene mucho gancho: posibilidad de aprender un idioma, adquirir experiencia y, sobre todo, la aventura de viajar y conocer mundo y gente.

El proceso de admisión de solicitudes finalizó el pasado 7 de septiembre y el Rectorado y la agencia de formación Oneco se las ven y se las desean para finalizar el proceso de selección final.

A él concurren estos días recién licenciados de todas las ramas. De ciencias a letras: graduados en Humanidades o Biología, pasando por Empresariales. Todos ellos con el título bajo el brazo, en situación de desempleo y con muchas ganas de empezar a trabajar.

Los 25 afortunados se desplazarán dentro de un mes a su país de destino. Nada más llegar recibirán cuatro semanas de clase intensiva de idiomas y, posteriormente, se incorporarán a la empresa, en la que trabajarán hasta febrero.

La estancia además cuenta con atractivos añadidos. El programa incluye una beca que cubre los gastos de viaje, el transporte urbano, el alojamiento y una asignación de 300 euros como mínimo para comidas, todo a cuenta de la Universidad y la agencia de formación Oneco.

Todo un lujo para los recién licenciados, porque con programas así de prácticas da gusto ser europeos.

Riguroso proceso de selección

Los cien aspirantes a una de las 25 becas están inmersos estos días en un proceso de selección de lo más riguroso. Los solicitantes deben pasar tres controles antes de que se les conceda la estancia en el extranjero. La Universidad hace una primera preselección, en función del expediente académico y los idiomas.

La empresa Oneco realiza un segundo examen y remite los currículos a las empresas, que son las que tienen la última palabra para aceptar o rechazar al candidato.

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