Helix Aspersa Mueller es el nombre científico de los caracoles que cría un joven de 30 años en la provincia de Soria. Yojanan Ramos apostó hace casi ya tres años por convertirse en un empresario productor de caracoles y por instalar su propia granja de 2.000 metros cuadrados en la localidad de Valdeavellano de Tera.

Yojana cree que las condiciones de la provincia de Soria son favorables para la ubicación de este tipo de explotaciones. “Estoy luchando por conseguir que el sector de la helicicultura sea reconocido por la Junta de Castilla y León" asegura.

La cría y engorde de caracoles es compatible con el desarrollo de otras actividades. "Puede compatibilizarse con la gestión de una casa rural, el laboreo de tierras agrícolas o la cría de ganado ovino", bromea. Además, dice que "es el ganado más silencioso".

Una segunda vivienda al aire libre

La granja se sostiene en una estructura metálica al aire libre dividida en parques en los que se siembra una alfombra verde de trébol.

Unas lonas llamadas banderas van a permitir que los caracoles accedan a los comederos y una chapa impregnada de grasa y sal se va a convertir en el medio antifuga.

La granja da sus frutos a partir del primer año, aunque los caracoles ya son adultos pasados cuatro meses.

Grandes devoradores

El tamaño de estos pequeños animales puede llevar a ideas engañosas. Para producir un kilogramo de caracoles es preciso que antes se hayan alimentado con al menos un kilo y medio de pienso que es la base de su dieta.

Se trata de un pienso especialmente elaborado con calcio, soja, maíz, cebada, vitaminas y carbonato cálcico. De hecho, los caracoles de esta granja digieren hasta 5.000 kilos al año y de 20 a 50 kilos al día variando la cantidad y la madurez de los animales. En la granja pueden vivir hasta un millón de cabezas.

Para su supervivencia precisa de mucha luz (de ocho a diez horas de sol diaria), humedad y ventilaciónsuficiente.

Y si algo aprendimos en el colegio sobre estos moluscos es que son hermafroditas, generan un aparato reproductor de quita y pon y se aparean durante nueve horas. Esta peculiaridad puede producir problemas de consanguinidad en la granja.

Son características del hábitat de vida del caracol conocidas, pero para el productor y delegado en Castilla y León de ANCEC, Asociación Nacional de Cría y Engorde del Caracol , Yojanan Ramos, la investigación al respecto está todavía a medio camino.

Los caracoles no transmiten enfermedades al hombre y tampoco están afectados por la tan nombrada tularemia; pero sí pueden presentar infecciones provocadas por hongos o bacterias y deben enfrentarse a su mayor enemiga: la babosa. “Estamos probando antibióticos muy genéricos, no hay ningún laboratorio farmacéutico que reconozca la particularidad al tratarse de un sector minoritario” explica Yojanan.

Es una de las muchas demandas "necesitamos que el sector esté legislado, hay mucha gente que recolecta caracol silvestre y lo vende sin garantía sanitaria”.

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