Al menos 53 muertos en el ataque yihadista más grave sufrido por Túnez en un año

Restos de un bombardeo en Túnez.
Restos de un bombardeo en Túnez.
EFE
Restos de un bombardeo en Túnez.

Al menos 53 personas  murieron este lunes en la ciudad meridional tunecina de Ben Guerdan, limítrofe con Libia, en un ataque contra un cuartel y comisaría que, para los expertos, supone un cambio sustancial de la estrategia de los fanáticos en Túnez.

Entre los fallecidos hay 35 presuntos yihadistas que se habían infiltrado en Túnez desde dicho país vecino.

La operación defensiva sigue aún en marcha, ya que unidades de la lucha antiterrorista buscan casa por casa y barrio por barrio, en Ben Guerdan y en las zonas aledañas a la frontera, a presuntos yihadistas que se habrían mezclado con la población y huido hacia las áreas desérticas.

Fuentes de Seguridad explicaron que varios de ellos lograron hacerse con una ambulancia y huir hacia la vecina isla de Yerba, cuyos accesos han sido cerrados, al igual que los que llevan a las regiones del desierto meridional. Ante esta situación, el Gobierno tunecino ha ordenado también el cierre de Ras Jedir, el principal paso fronterizo con Libia.

Los ministerios de Interior y de Defensa han ampliado el despliegue en la zona con helicópteros, vehículos militares y tropas especiales de asalto, agentes de inteligencia y unidades de la lucha antiterrorista.

Seis atacantes detenidos

El ataque se produjo sobre las 04.00 horas y además de la veintena de terroristas, en él perdieron la vida un guardia de fronteras y cuatro civiles, según un comunicado conjunto de ambos departamentos. La nota apunta que otros seis supuestos atacantes resultaron heridos y fueron capturados, y un segundo agente de aduanas sufrió heridas y fue hospitalizado con pronóstico reservado.

El asalto fue repelido rápidamente por las Fuerzas de Seguridad, que en las dos últimas semanas habían intensificado sus operaciones en el sur de Túnez, en especial en el área occidental de Kasserin, en la frontera con Argelia.

Esta zona de montaña es desde hace años punto de encuentro de yihadistas procedentes de todos los rincones del Sahel que pretenden combatir en Libia y también de tunecinos que han regresado al país tras años luchando junto a la organización terrorista Estado Islámico en Siria e Irak.

Segundo ataque en cinco días

El pasado miércoles, unidades especiales tunecinas de la lucha antiterrorista mataron a cinco presuntos yihadistas que se habían infiltrado en el país de la vecina Libia y tomado a una familia como rehén en una casa situada en el Auya, una pequeña localidad a 10 kilómetros de Ben Guerdan.

Las Fuerzas de Seguridad indicaron entonces que los presuntos terroristas estaban vinculados con la rama libia de Estado Islámico y que entraron en el país de forma irregular a través de la frontera a bordo de varios vehículos todoterreno. Testigos aseguraron, por su parte, que los infiltrados eran diez y que cinco de ellos habían logrado huir tras el primer intercambio de disparos.

Ben Guerdan, situada a unos 50 kilómetros al oeste de la frontera libia, está considerada la capital del tráfico ilegal en Túnez y la localidad de la que más fanáticos han partido para sumarse a la yihad mundial y a grupos armados en Irak desde la creación de la red terrorista internacional Al Qaida.

Estado de alerta

La Policía fronteriza tunecina estaba en estado de alerta máxima desde que hace dos semanas aviones de combate estadounidenses mataran a 50 personas —en su mayoría tunecinos— en un bombardeo contra supuestos objetivos de la rama libia de Estado Islámico en la ciudad libia de Sabratah, a unos 100 kilómetros de la frontera con Túnez.

Según el Pentágono el ataque pretendía matar a Nourdine Chouchane, un conocido cabecilla yihadista tunecino al que se acusa de instigar dos de los tres atentados que Túnez sufrió en 2015 y que luchó junto al grupo terrorista en Siria e Irak.

Poco después, tropas al mando del Gobierno libio en Trípoli prosiguieron con la operación por tierra contra la citada célula en Sabratah, lo que había puesto en alerta a las fuerzas tunecinas, que temían que los yihadistas hostigados huyeran en dirección a su país.

Las zona de desierto del sur de Túnez que se extienden entre Libia y Argelia se han convertido en los últimos años en lugar de reunión y paso de cientos de yihadistas procedentes de todos los puntos del Sahel y del norte de África que pretenden sumarse a la lucha armada en territorio libio.

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