Un jurado ha declarado este viernes culpable a un hombre, al que la Fiscalía de Málaga acusaba de un delito de homicidio, por acabar con la vida de un vecino con el que tenía una mala relación, según han informado a Europa Press fuentes judiciales, quienes han apuntado que los miembros del Tribunal popular no han estimado ninguna de las atenuantes planteadas por la defensa.

Los hechos sucedieron en marzo de 2012. Según las conclusiones del fiscal, el acusado salió de su domicilio, ubicado en la capital malagueña, con su hijo menor de edad, y se cruzó en el rellano del bloqueo con la víctima, iniciándose una discusión verbal entre ambos, momento en el que el procesado se fue a su vivienda y cogió un cuchillo de 12 centímetros de hoja.

La víctima se metió en su casa, mientras que el procesado, según las acusaciones, le instó a que saliese. Ante esta actitud, el hombre salió de su casa y se inició una nueva discusión entre ambos, llegando a las manos, pero sin lesionarse en ese momento; aunque el acusado "sacó de forma sorpresiva el cuchillo y le asestó cinco puñaladas" delante de los dos menores y de la mujer de la víctima.

El acusado comenzó a decir a todos los que estaban auxiliando a la víctima que "se lo había buscado por meterse con él"; mientras limpiaba el cuchillo, tras lo que se fue a la calle, donde fue "increpado y golpeado por varios vecinos", que lo detuvieron hasta que llegaron los policías. La Fiscalía solicitaba inicialmente 15 años de prisión.

El procesado declaró que no recordaba lo que pasó, ya que "no era consciente de lo que hacía" porque estaba "super drogado". Así, pidió perdón a la familia y les dijo que, aunque el daño es "irreparable", estaría dispuesto a aceptar una condena si eso les alivia el dolor. Explicó que la discusión fue porque la víctima le dijo que le había quitado una ropa y comenzó a increparle y a "llamarme enganchado".

Aseguró que en un momento dado vio que el otro llevaba un cuchillo y que "se abalanzó sobre mí". "Y no tengo muchos más recuerdos", dijo, tan sólo tiene imágenes sueltas. La defensa pidió la absolución porque su defendido actuó en legítima defensa y bajo los efectos de las drogas y una alteración psíquica, aspectos que los miembros del jurado no han considerado probado.