Osama, el sirio zancadilleado: "La gente me sonríe cuando voy por la calle y me da la bienvenida"

  • Osama Abdul Mohsen dice sentirse feliz en España, donde afirma que ha sido muy bien recibido.
  • Lleva en Madrid un mes y medio, tras saltar a los medios cuando la periodista Petra Laszlo le hizo caer al suelo mientras corría con su hijo en brazos.
  • Su felicidad sin embargo no será completa hasta que su mujer y sus otros dos hijos, actualmente en Turquía, estén junto él.
  • "Estoy preocupado. Me cuentan que es difícil vivir allí. Dicen que no saben qué pasará con ellos", señala con tristeza.
El sirio Osama Abdul Mohsen y su hijo Zaid, en el campo de la Escuela de Fútbol Villaverde Boetticher, en Madrid.
El sirio Osama Abdul Mohsen y su hijo Zaid, en el campo de la Escuela de Fútbol Villaverde Boetticher, en Madrid.
JORGE PARÍS
El sirio Osama Abdul Mohsen y su hijo Zaid, en el campo de la Escuela de Fútbol Villaverde Boetticher, en Madrid.

Zaid juega con el balón mientras su padre responde a los periodistas. Viéndole correr y reír uno se olvida por un momento de todo lo que este pequeño ha sufrido con tan solo siete años. Su familia tuvo que huir de Siria por culpa de la guerra y en el duro camino hacia un futuro mejor ha acabado dividida. Su historia se hizo conocida después de que la imagen de su progenitor cayendo al suelo con él en brazos al ser zancadilleado por una periodista húngara diera la vuelta al mundo. Un triste suceso que al menos ha hecho posible que ahora puedan empezar una nueva vida en España.

Osama Abdul Mohsen atiende a 20minutos en el Campo Villaverde Boetticher, en Madrid. El Centro Nacional de Formación de Entrenadores de Fútbol (Cenafe) realiza las pruebas de acceso para técnico deportivo y hasta estas instalaciones se han desplazado cerca de 300 candidatos. Esta escuela es la que gestionó la llegada de este refugiado sirio hace mes y medio, gracias al contrato de trabajo que le ofreció tras conocer que en su país era entrenador. Le acompañaban Zaid y otro de sus hijos, Mohamed, de 18 años. Los tres viven desde entonces en un piso de alquiler en Getafe, la ciudad madrileña en la que el centro tiene su sede.

A sus 51 años, Osama no puede por ahora desempeñar su profesión en España. Ya tiene el permiso de residencia temporal pero su título debe ser homologado por la Federación Española de Fútbol, así que de momento realiza labores administrativas. Su función principal es ocuparse de las relaciones comerciales con países árabes. "La extrema derecha nos ha atacado por haberle contratado pero este puesto no podría desempeñarlo un español porque necesitábamos a alguien que hablase árabe, inglés y castellano", se defiende Miguel Ángel Galán, presidente de Cenafe.

De momento no es mucho lo que Osama sabe en español pero se afana en aprenderlo. Tiene clase todas las mañanas, justo después de llevar a Zaid al colegio. Ya por la tarde acude a la oficina y a veces se traslada hasta el campo para ver los entrenamientos. "Todo el mundo en esta empresa es muy amable y muy bueno. Los considero a todos mis amigos", afirma en inglés. Asegura sentirse muy feliz e igualmente muy bien acogido fuera de su lugar de trabajo: "Cuando voy por la calle la gente me sonríe y me da la bienvenida. Incluso me ofrecen su número de teléfono por si necesito ayuda".

"Mamá, ¿cuándo vas a venir?"

Zaid también está contento. Al principio no paraba de llorar pero ya ha hecho nuevos amigos y se encuentra mucho más animado. La felicidad sería completa si su madre estuviese con él.  "Cuando habla con ella por teléfono le pregunta cuándo va a venir, si va a venir ya, si lo hará mañana… y le dice que la necesita y que la echa de menos", apunta su padre.

La mujer de este refugiado y sus otros dos hijos permanecen en Turquía. "Estamos con los trámites legales pero no sé cuándo vendrán", indica, y aunque se ve en España en un futuro, al menos inmediato, reconoce que si no llegan pronto tendrá que replantearse qué hacer. "Estoy preocupado. Me cuentan que tienen que venir a España porque es difícil vivir allí. Dicen que no saben qué pasará con ellos", señala con tristeza.

Osama y su familia recalaron en Turquía huyendo de las bombas que caían sobre Siria. Allí, él consiguió un trabajo de diez euros al día. Pasado un tiempo y agobiado por las malas condiciones en las que vivían decidió adelantarse con su hijo menor en el camino hacia Europa, un camino largo en el que incluso llegó a ver peligrar su vida.

Uno de los instantes más duros de esa travesía fue la conocida zancadilla que le puso la periodista Petra Laszlo en la frontera entre Hungría y Serbia. La reportera anunció hace unos días que tiene pensado demandarle alegando que Osama inicialmente culpó a la Policía y después cambió su testimonio. "Mi marido quiere demostrar mi inocencia. Ahora se ha convertido en una cuestión de honor", declaró. "Si ella habla, yo callo", se limita a decir Osama. Aún tiene todo aquello presente, pero se esfuerza en pasar página lo antes posible.

"Los asesinatos de todos los bandos deben acabar"

Un pasado que quiere dejar atrás y un futuro que prefiere no planificar. Sí cree no obstante que volverá a su país cuando acabe la guerra, algo que implora que ocurra ya. "La situación de la gente en Siria es muy difícil en estos momentos. Europa tiene que ayudar a mi país y hacer todo lo posible porque vivir allí es ahora muy peligroso", ruega. Considera que los gobiernos, como el español, "deberían hacer más, mucho más".

Osama se muestra contundente cuando se le pregunta qué piensa al escuchar que hay quien opina que entre los refugiados que vengan a Europa pueden colarse terroristas de Estado Islámico: "Ni yo ni los sirios que conozco aprobamos lo que hace DAESH, porque mata, como el frente de Al Asad". "La guerra y los asesinatos de todos los bandos deben acabar", clama. De él mismo se ha llegado a decir que es yihadista, información que desmiente igualmente el presidente de Cenafe. "En el permiso de residencia se especifica le se le concede después de un informe favorable de la Secretaría de Estado de Seguridad", argumenta.

El conflicto bélico ha llevado a este hombre a aterrizar en un país del que hasta antes de llegar solo conocía aquello que tenía que ver con el fútbol. Ahora quiere aprender a moverse por Madrid y dominar el idioma. Eso le permitirá poder ayudar a los nuevos refugiados que lleguen, entre ellos, el resto de su familia. Volver a unir a los suyos y trabajar para darles una vida mejor son ahora sus prioridades.

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