Una compañera de Asunta asegura que la vio con su padre por la calle la tarde del crimen

  • La joven ha declarado en el juicio que se cruzó con Asunta y su padre en Santiago de Compostela; el padre dijo que permaneció en casa toda la tarde.
  • La abogada del padre ha recordado que la cámara de una gasolinera grabó a Rosario Porto, supuestamente en compañía de Asunta, casi a la misma hora.
  • El agente que registró la denuncia de la desaparición de Asunta dice que le pareció "extraña" la rapidez con la que acudieron los padres a la Policía.
  • Todo sobre el caso Asunta.
Imagen institucional de televisión de la sala donde se celebra el juicio a Rosario Porto (i) y Alfonso Basterra (detrás, 2d), los dos principales acusados de la muerte de su hija Asunta Basterra.
Imagen institucional de televisión de la sala donde se celebra el juicio a Rosario Porto (i) y Alfonso Basterra (detrás, 2d), los dos principales acusados de la muerte de su hija Asunta Basterra.
EFE/Lavandeira
Imagen institucional de televisión de la sala donde se celebra el juicio a Rosario Porto (i) y Alfonso Basterra (detrás, 2d), los dos principales acusados de la muerte de su hija Asunta Basterra.

Una compañera de clase de francés de Asunta Basterra ha declarado este lunes que está "segura" de que vio la tarde del crimen a Alfonso Basterra en compañía de su hija en una calle de Santiago de Compostela; el padre de la niña siempre ha mantenido que se quedó en casa. Es uno de los testimonios que se han podido escuchar en la quinta sesión del juicio por el crimen de Teo (A Coruña).

La joven ha indicado que conocía a Asunta desde hacía varios años porque había acudido varios cursos con ella a clase de francés. Esa tarde, ha reiterado, la vio en una calle próxima a la casa de su madre, pero en compañía de su padre, entre las 18.21 y las 19 horas, ha concretado. La joven se ha mostrado muy firme en su declaración: "Estoy segura de que eran ellos", ha apuntado.

La compañera de Asunta reveló a su familia esta información al día siguiente de que se encontrara el cadáver de la menor, cuando se hicieron eco los medios de comunicación. Sin embargo, en un primer momento no acudió a la Policía al no considerarlo un dato relevante. Tardó tres meses en declarar porque sus padres intentaron "no meter" a su hija en el caso -ha dicho la madre- y porque supo tiempo después que la versión de Basterra no coincidía.

"Siempre pensaba que, como ella lo había visto, igual otra persona también lo había visto y lo contaba y ya no sería necesario", ha indicado la madre de la joven. Al ver que esto no sucedía, decidió ir a proporcionar la información.

El momento lo fija un ticket de compra de unas zapatillas deportivas que adquirieron la testigo y su novio esa tarde inmediatamente antes de verlos y que, según se ha exhibido en sala, marca las 18.21 horas.

En este punto, la abogada de Alfonso Basterra, Belén Hospido, ha incidido en el hecho de que la cámara de una gasolinera en la salida de Santiago grabó a Rosario Porto, supuestamente en compañía de Asunta, a las 18.24 horas y ha puesto en duda que la niña pudiese haber viajado este trayecto en esos minutos. Los investigadores defienden que Porto los recogió precisamente en la calle en ese momento para dirigirse a Teo.

"Para mí que la niña no estaba"

Durante la sesión han declarado también vecinos de la casa de Montouto (Teo) y agentes que participaron en la investigación. Este lunes, por primera vez desde que comenzó el juicio, el magistrado Jorge Cid, ha llamado al orden al Alfonso Basterra, al hacerle ver que no podía "estar haciendo gestos de desaprobación" de forma constate mientras se producían los testimonios.

Los primeros en hablar fueron el propietario de la única vivienda existente en la pista forestal donde se localizó el cuerpo de Asunta Basterra y su mujer.

El primero aseguró que la noche del crimen pasó hasta tres veces por el lugar en el que se encontró el cadáver entre las 23 h y la medianoche, pero no vio el cuerpo. "Si hubiese estado allí, juro por mi madre que la habríamos visto", ha zanjado.

"Para mí que la niña no estaba", ha sentenciado el testigo, quien ha contado que las huellas de su mujer fueron localizadas por los investigadores "a 60 centímetros de la niña", dado que paseaban por el margen en el que apareció el cadáver, sobre un talud sin vegetación por delante. Aunque ha reconocido que no "es Dios" y podría "equivocarse" en este extremo, el hombre ha defendido que es "muy difícil" no verla en esa zona.

De hecho, ha explicado que el lunes posterior al hallazgo, cuando realizó con la Guardia Civil una reconstrucción de su paseo, vio el señuelo —una prenda oscura— que se había ubicado donde se encontró el cadáver para comprobar si tendría que haberla visto. "Yo vi una prenda oscura, pero estaba colocada más allá de donde apareció la niña", ha sentenciado.

En la misma línea, la mujer ha sostenido que durante esa noche no vio nada en el lugar donde se encontró el cuerpo a pesar de que era una "noche de luna" en la que había mucha visibilidad.

Durante esa noche, los propietarios de la casa vieron pasar por la pista un vehículo blanco, que circuló y retrocedió hasta en tres ocasiones —de los hombres que encontraron el cuerpo de la menor—. Asimismo, también advirtieron un vehículo rojo estacionado en las inmediaciones de la pista forestal, con un hombre en su interior que hablaba por teléfono, pero no recuerdan haber visto pasar otro turismo en la zona durante esa noche.

El mismo día de los hechos, la Guardia Civil preguntó a la mujer si había visto en el lugar un Mercedes verde —el de Rosario Porto—, aunque ella afirmó que no.

Una desaparición "forzada"

Por su parte, el policía nacional que se ocupó de la denuncia interpuesta por los padres de Asunta después de la desaparición de la pequeña ha tildado de "extraña" la rapidez con la que los progenitores de esta niña acudieron a la policía, "porque (la niña) llevaba pocas horas" sin que se supiese de su paradero.

Ha destacado que, a diferencia de lo que ocurre con otras desapariciones de menores, los padres de Asunta desde un primer momento pensaban en "una desaparición forzada" y no se "planteaban" otra hipótesis. Este agente también se ha referido a una observación de Basterra: "Me comentó que pensaba que la niña iba a aparecer fallecida, que esperaba que no fuera de agresión sexual, y que, por favor, no le dijese nada a Rosario para no ponerla nerviosa".

En el mismo sentido, otro guardia civil ha señalado que Porto se mostró "reacia" a ir a la casa de Montouto porque se negaba a creer que el cuerpo que se encontró con posterioridad fuese el de su hija. Finalmente accedió pero, según el relato de este efectivo de seguridad, la acusada Rosario Porto, al llegar a la mencionada casa, pidió ir al baño y "subió de manera ágil" al piso de arriba, en el que están las habitaciones, por lo que los agentes la acompañaron.

En una de esas habitaciones detectaron unas cuerdas "cuyo brillo y uso al menos en ese instante" les hizo "pensar en las cuerdas" que vieron en el cuerpo de la niña; Rosario Porto, según ha relatado este policía, estaba nerviosa e incluso "contestaba a cosas que no se le preguntaban".

El coche iba sin luces

Por otra parte, un vecino de Porto en Montouto (Teo) advirtió a la madre de Asunta de que "pusiese las luces" cuando la vio salir de la vivienda cerca de las 21 horas, dado que, ha recordado, circulaba con ellas apagadas.

Según ha contado, tanto él como su mujer y su hija se pararon a tener una "breve conversación" con Porto, apoyándose para ello en la ventanilla del acompañante, aunque el hombre no se fijó en si había algo en la parte trasera del vehículo.

A preguntas de las partes, el testigo ha asegurado Rosario Porto "no tenía ganas de hablar" y que, tras intercambiar unas palabras, le comentó que "estaba muy agobiada" porque había "dejado a su hija sola". En ningún momento vio ese día allí a Basterra.

Los hombres que hallaron el cuerpo

Por último, también ha testificado uno de los hombres que localizó el cuerpo de Asunta sobre "la una y cuarto" de esa madrugada. Él y un amigo suyo, que no ha podido declarar, pasaron en varias ocasiones por delante del cuerpo antes de llamar a los cuerpos de seguridad, pero en una de las veces en las que se acercaron a la niña, él tuvo "la impresión de que había alguien allí" y la sensación de que lo estaban "observando".

Esto ha contado y ha advertido de que una de las veces que pasaron junto al cuerpo, la menor "tenía el brazo arriba" y cinco minutos más tarde, cuando volvieron, lo tenía abajo, y eso "yo lo afirmo y lo seguiré afirmando", ha enfatizado. Los letrados de la defensa, José Luis Gutiérrez Aranguren y Belén Hospido,han censurado que los agentes nunca investigasen a estos dos hombres en relación con este fallecimiento.

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