Londres reunirá sesenta de los 150 retratos pintados por Goya

  • La National Gallery de la capital inglesa anuncia una ambiciosa exposición con los mejores retratos pintados por el artista de la vivacidad y la inteligencia.
  • Con cesiones de grandes colecciones —entre ellas una decena del Prado—, la muestra es la primera que se dedica exclusivamente a retratos.
  • Entre los óleos más notables está en el retrato de la Duquesa de Alba vestida de maja, pintado en 1797 y que sólo una vez ha salido de Nueva York.
El retrato de 1797 de la Duquesa de Alba vestida de maja pintado por Goya, supuesto amante de la aristócrata
El retrato de 1797 de la Duquesa de Alba vestida de maja pintado por Goya, supuesto amante de la aristócrata
On loan from The Hispanic Society of America, New York, NY © Courtesy of The Hispanic Society of America, New York
El retrato de 1797 de la Duquesa de Alba vestida de maja pintado por Goya, supuesto amante de la aristócrata

El 2 de agosto de 1794, el pintor Francisco de Goya, que tiene entonces 48 años, es pintor de cámara de la familia real española y se ha mostrado ya como un rebelde prerromántico —"la opresión, la obligación servil de hacer estudiar y seguir a todos el mismo camino es un obstáculo para los jóvenes que profesarán un arte tan difícil", se había quejado en un discurso en la academia madrileña—, escribe una de las muchas cartas que intercambió con su amigo Martín Zapater, el comerciante zaragozano ilustrado que fue confidente del artista.

Uno de los párrafos dice textualmente: "Maste balia benirme á ayudar á pintar á la de Alba, que ayer seme metió en el estudio á que la pintase la cara, y se salió con ello; por cierto que me gusta más que pintar en lienzo y que también la he de retratar de cuerpo entero y bendrá apenas acabe yo un borrón del Duque de la Alcudia á caballo".

Romance con la Duquesa de Alba

La misiva es una de las pruebas que sustentarían el romance, basado en indicios, entre Goya y María Teresa de Silva Álvarez de Toledo, decimotercera titular del poderoso ducado y supuesta modelo para La maja desnuda. Desde que la aristócrata quedó viuda en 1796, Goya la atendió con placer y gusto, visitándola en privado en en palacio de Sanlúcar de Barrameda, donde la pintó en una serie de sensuales dibujos en las que aparece ligera de ropa y en escenas de dulce y tranquila intimidad.

El más bello de los retratos a su amiga lo firmó Goya en 1797. Muestra a la mujer de cuerpo entero y con atavío de maja. La descripción del cuadro de Aureliano de Beruete y Moret editada en 1916 es precisa: "Viste la duquesa traje negro con mantilla del mismo color y chaquetilla de amarillo intenso. Se destaca la figura sobre un cielo muy fino azul y un paisaje soñado, un paisaje á lo Corot, tan fino como el cielo".

'Solo Goya'

El que fuera director del Museo del Prado prosigue desentrañando el secreto de la obra: "En la arena, en primer término, aparece el nombre de Goya y la fecha de 1797; al nombre señala ella con su mano derecha como indicando que está á sus pies, y sin duda para ella está puesto, pues la escritura está invertida, es decir, para que lo lea derechamente el personaje". La inscripción en el suelo dice —quizá a De Beruete le pudo el recato—: Solo Goya 1797. La palabra solo añade valor de posesión mutua al singular mensaje.

El magnífico retrato, que fue comprado y sacado de España por el hispanista y multimillonario estadounidense Archer Milton Huntington, será uno de los óleos destacados de la magnífica exposición Goya: The Portraits (Goya: los retratos), que acaba de anunciar la National Gallery de Londres. Será la gran cita artística europea del próximo otoño —del 7 de octubre al 10 de enero de 2016— y no es para menos: reunirá 60 de los 150 retratos que pintó el más vivaz e inteligente de los pintores de su tiempo y el más español de todos —socarrón, melancólico, de grandes explosiones opuestas de furia y alegría, intuitivo, radical y comprometido con la sociedad—.

Desde que el magnate Huntington compró el retrato a principios del siglo XX —junto con centenares de obras de otros artistas españoles todavía no protegidas entonces como patrimonio artístico nacional—, el óleo sólo ha salido una vez de la Hispanic Society of America de Nueva York, el museo y biblioteca fundada por el coleccionista. Dada la importancia artística y simbólica de la pieza, la pintura ha sido elegida por la pinacoteca para ilustrar el cartel publicitario de la exposición.

No es la única joya de la magna muestra, que ha despertado una anticipada locura por Goya en la capital británica —las entradas ya están a la venta (de 8 a 18 libras) y el museo recomienda al público que reserve pronto para evitar "colas o inconvenientes de última hora"—. Hay notables cesiones de colecciones públicas y privadas de Europa y las Américas —el Prado presta nada menos que una decena de cuadros, la cuarta parte de su espléndida colección de retratos goyescos—.

'Rompió todos los límites'

El museo londinense se jacta de que se trata de la primera exposición dedicada solamente al trabajo como retratista de un pintor que "rompió todos los límites", "llevó el género a nuevas alturas" y dejó una patente huella en maestros posteriores como Delacroix, Degas, Manet y Picasso, que heredaron del zaragozano el espíritu indómito y la pasión por los caminos no trillados, pintando "más allá de las apariencias de los que estaban sentados delante de él, de una manera sutil que revela el carácter y la psicología".

"El objetivo de esta exposición es revaluar a Goya como uno de los más grandes retratistas de la historia del arte", dice el comisario de la muestra, Xavier Bray. Con un "enfoque innovador y poco convencional", el pintor hizo que el retrato revelase por primera vez de un modo extremo la "vida interior de los modelos". Para el director de la galería, Nicholas Penny, la muestra "actualizará nuestra conciencia tanto del genio de Goya como de las víctimas y vencedores del turbulento mundo en el que vivíó".

El Goya nunca exhibido de Villar Mir

Organizada cronológica y temáticamente y ocupando por completo el segundo nivel de la Sainbury Wing, una de las alas de la National Portrait, en Goya: The Portraits destacan también el coral La Familia del Infante Don Luis de Borbón (1784), propiedad de la Fundación Magnani-Rocca de Parma (Italia), donde el pintor se autorretrata de perfil y agachado en el lateral izquierdo mientras pinta la tela, y el nunca antes visto en público retrato de  Valentín Bellvís de Moncada y Pizarro, una obra menor comprada a principios de 2015 por unos nueve millones de euros por el empresario de la construcción y exministro franquista Juan Miguel Villar Mir.

Tampoco había venido nunca a Europa desde su ubicación en el MET de Nueva York, el imponente La condesa de Altamira y su hija María Agustina (1787-1788), el cuadro cuya ejecución valió a Goya ser nombrado pintor de cámara del rey Carlos IV. La obra se reunirá en Londres con otros dos retratos que pintó Goya de la familia que tanto le financió: El Conde de Altamira (1786-1787), que pertenece a la colección del Banco de España de Madrid, y el hijo de los nobles, Manuel Osorio Manrique de Zúñiga (1784-1892), que juega con una urraca con una tarjeta en el pico en el famoso óleo, también del MET.

La exposición también exhibirá obras más personales de Goya, entre ellos una serie de los revolucionarios autorretratos como el patético Goya atendido por el doctor Arrieta (1820), que pintó después de estar a las puertas de la muerte por una enfermedad. La antología se cierra con una de las últimas obras del artista, el retrato de su único y querido nieto Mariano Goya (1827), propiedad del Museo Meadows de Dallas-Texas (EE UU). Goya había regresado a Madrid desde el autoexilio de Burdeos porque sentía cerca la muerte y quería culminar gestiones en la capital. El 16 de abril de 1828, de regreso a Burdeos, falleció a consecuencia de un tumor.

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