Con un gesto de desafío como sólo podría adoptar una adolescente y la elástica y a la vez rígida postura de una bailarina de danza, la escultura del maestro Edgar Degas forma parte del club exclusivo y sin estructura de la memoria sentimental de la humanidad. Los expertos dicen que La Petite Danseuse de Quatorze Ans (La pequeña bailarina de 14 años) es una de las esculturas más conocidas y queridas por el género humano, con una popularidad sólo comparable con dos obras maestras de Rodin, El pensador y El beso, y la Estatua de la Libertad de Bartholdi.

Va a salir a subasta una de las pocas copias que pueden cambiar de dueño de las 28 que hay en el mundo de la escultura de bronce —inicialmente realizada en cera por Degas en 1881 y pasada a metal en 1922, cinco años después de la muerte del artista—. Casi todos los ejemplares de la bellísima y enigmática figura, de 99 centímetros de alto, son propiedad de colecciones de museos públicos y, por tanto, es casi imposible que sean vendidos.

La que sale al mercado podría alcanzar un precio de entre 14 y 15 millones de libras esterlinas (entre 19,2 y 20,6 millones de euros), calculan en Sotheby's, la casa de subastas que organiza la venta, programada para el 24 de junio en Londres junto con otras piezas de arte impresionista. Helena Newman, portavoz de los subastadores, califica la pieza como "la más importante y emblemática escultura" de Degas, que con un estilo "ambicioso y altamente innovador" llega al "pináculo de sus logros como escultor".

Con la cara alzada, los ojos cerrados, los brazos extendidos a la espalda, vestida con un corpiño, tutú de tul, un lazo de satén rosa sosteniendo en tensión la cabellera —la original tenía una peluca de pelo real— y calzada con zapatillas de ballet, la pequeña bailarina fue esculpida en una relación de 2:3 sobre el tamaño real de la modelo, la joven estudiante de danza belga Marie van Goethem, una niña humilde, hija de una lavandera y un sastre, que posó varias veces para Degas.

No se sabe casi nada sobre la vida de la joven modelo y hay versiones literarías  que ficcionan el resto de su estancia en el mundo. Ni siquiera se ha determinado cuándo y cómo murió, aunque se sabe que su hermana mayor cumplió condena de cárcel por un robo de dinero.

Pese al carisma de la escultura, que ha sido exhibida en numerosas muestras en todo el mundo y permanece a la vista del público en colecciones de museos tan importantes como la Tate de Londres, la obra no fue nada bien recibida cuando fue mostrada en público por primera vez, en la exposición impresionista de 1881. El artista la colocó, en una decisión que quizá fue un gran patinazo, en una urna de vidrio, lo que, unido al hiperrealismo de la pieza, daba al conjunto un aire de especimen bestial o antropológico.

La obra fue violentamente acusada de representar a la cría sin sensibilidad y hubo críticos que, aunque destacaron el realismo de la escultura, la compararon con "un simio o un azteca". Otro escribió que en el rostro de la bailarina "todos los vicios imprimen sus odiosas promesas, marca de un carácter particularmente vicioso".

Hubo también opiniones favorables y acaso con mayor peso. El crítico y novelista J.K.  Huysmans escribió: "Degas ha derribado las tradiciones de la escultura, tal como lleva haciendo desde hace mucho tiempo con las convenciones de la pintura. A la vez refinada y bárbara, esta estatuilla es el único intento que conozco de hacer escultura verdaderamente moderna".

La escultura original fue comprada en 1956 por el multimillonario inversor estadounidense Paul Mellon in 1956. Poco antes de morir en 1999, el propietario cedió a la National Gallery of Art de Washington 61 piezas de escultura de Degas, el mayor conjunto nunca reunido. Una de las obras es el original de la pequeña bailarina.