Esta variación obligará a los universitarios a hacer sus exámenes en tres semanas, en lugar de en las cuatro habituales. Las pruebas se concentrarán entre el 26 de mayo y el 14 de junio (todas las actas estarán firmadas el 25 de ese mes) y no hasta el 2 de julio, como este año.

Muchos universitarios se quejan de que estos cambios supondrán una sobrecarga de trabajo. Para aliviarles un poco, la Universidad permitirá adelantar los exámenes de aquellas asignaturas que hayan dado todo su programa antes de tiempo.

«No se van a recortar temarios. Los alumnos van a hacer lo mismo que cualquier otro curso», aseguró Andrés García Inda, secretario de relaciones institucionales de la Universidad.

Los colegios mayores gestionados por la Universidad, que tienen cerca de 500 camas disponibles, abrirán durante todo el verano del próximo año. La institución académica se limitará a prestar a Expoagua sus instalaciones, pero la gestión del servicio, que no será exclusivo para jóvenes universitarios, la hará una empresa privada.

«Será un alojamiento digno, cómodo y económico», señaló Andrés García Inda.

Tres meses sin actividad

La Expo también afectará a los exámenes de septiembre, que se harán más tarde. La intención de la Universidad es suspender su actividad lectiva durante los tres meses que dure la muestra, y entre el 14 de junio y el 14 de septiembre no habrá ni clases ni exámenes. Al margen de esto, el calendario académico del curso que viene será normal.

Las clases se iniciarán el 17 de septiembre y terminarán el 23 de mayo y los estudiantes tendrán las mismas vacaciones que el curso que acaba de terminar: del 22 de diciembre al 7 de enero por Navidad y entre el 5 y el 15 de abril para Semana Santa.