Cada vez más viviendas utilizan gas para la calefacción y el agua caliente. Una instalación de gas correctamente mantenida es prácticamente imposible que tenga problemas. La Asociación Española del Gas (Sedigas) recuerda que el titular de la instalación, o el usuario, es el responsable de su buen funcionamiento.

Lo único que hace falta para evitar sustos es respetar unas normas básicas. Pero, como explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), las revisiones de gas crean confusión a un buen número de usuarios, que en muchas ocasiones no saben ni cuándo deben realizarse ni quién ha de llevarlas a cabo. Pero tocar, toca.

La inspección de las instalaciones de gas natural deben hacerse cada 5 años (4 años en el País Vasco). De ello debe encargarse la distribuidora, que es quien se encarga de recordar al usuario la visita y cobra este servicio en la factura del gas que abona a su comercializadora. Dentro del servicio de mantenimiento, algunas comercializadoras ofrecen también el coste de esta inspección.

El importe de la inspección lo fija habitualmente la comunidad autónoma, aunque en dos de ellas, Madrid y Murcia, no existe como tal ese precio oficial y la distribuidora únicamente ha de comunicar a la administración las tarifas que va a aplicar en esa región.

El precio de las inspecciones tiene un coste medio de 57 euros, tanto de la individual como de las partes comunes compartidas con los vecinos. Pero las variaciones en los precios son notables por comunidades, pese a que las revisiones son prácticamente idénticas y las compañías las programan con antelación, por lo que sin apenas perder tiempo en desplazamientos pueden realizar un gran número de inspecciones.

Las comunidades autónomas más baratas, Cantabria y La Rioja, cobran 47 euros, aunque en el caso de Cantabria se prevé una tarifa mayor si el usuario rechaza la visita programada por la distribuidora y debe acordar una cita adicional para la revisión. En el extremo opuesto están Navarra y Aragón, ambas superando los 67 euros, un 43% más caro.