Entra en las boyantes clínicas estéticas de Corea del Sur, con millones de operaciones al año

  • La fotógrafa Ji Yeo explora en 'Dolerá un poquito' el interior de los establecimientos que están a la cabeza del mundo en intervenciones estéticas.
  • En Corea del Sur se practican cada año decenas de millones de intervenciones, el país recibe a 300.000 'turistas estéticas' y el negocio ha crecido un 30 %.
  • Hay clínicas de 21 pisos de altura, con más de 300 empleados, 'spa', biblioteca y hasta una docena de quirófanos capaces de funcionar al mismo tiempo.
Dos frascos con grasa extraída durante una lipsucción en una de las clínicas retratadas por Ji Yeo
Dos frascos con grasa extraída durante una lipsucción en una de las clínicas retratadas por Ji Yeo
© Ji Yeo
Dos frascos con grasa extraída durante una lipsucción en una de las clínicas retratadas por Ji Yeo

La fotógrafa Ji Yeo, residente en Nueva York pero nacida y criada en Corea del Sur, ha empleado los últimos diez años en tratar de entender por qué la cirugía estética se ha convertido en una "rutina necesaria" en su país, nación que encabeza todas las clasificaciones de intervenciones quirúrgicas con meros propósitos de modificación de la figura para buscar un ideal de belleza no siempre fácil de entender. El último proyecto de la documentalista es It Will Hurt A Little (Dolerá un poquito), un viaje al interior de las clínicas que pueblan Seúl, la capital del país.

El nuevo cuerpo de trabajo de la incansable reportera —que ya había mostrado a pacientes de intervenciones durante los dolorosos postoperatorios en la serie Beauty Recovery Room (Sala de recuperación de belleza)— se exhibe hasta el 16 de mayo en el Baxter St. Camera Club de Nueva York y es complementario al anterior.

'Ideal transmitido por los medios'

Yeo, para quien la industria de la estética quirúrgica se asienta en una perversión cultural derivada de "un ideal transmitido por los medios de comunicación" y en el avance irreflexivo de "una cultura en la que los hombres son juzgado según su balance general financiero y las mujeres por su belleza", muestra ahora las fábricas donde se asienta la boyante industria que ha se ha desarrollado a partir de las decenas de millones de operaciones que se practican cada año, con un crecimiento de hasta un 30% entre un ejercicio y el siguiente.

Dado el calado económico del sector —el boom de la cirugía plástica en Corea del Sur es de tal calibre que algunos cálculos dicen que entre el 15 y el 30% de las mujeres del país se han sometido a algún tipo de procedimiento quirúrgico para modificar su figura y el porcentaje se dispara exponencialmente si sólo se incluye a las menores de 30 años—, las clínicas compiten para ofrecer instalaciones mejores que la competencia. En las fotografías de Yeo aparecen ostentosas salas de espera y habitaciones de recuperación que podrían pertenecer a hoteles de lujo.

300.000 'turistas estéticas' al año

Las clínicas estéticas que proliferan en el país, visitado por un creciente número de turistas estéticas —hasta 300.000 cada año—, llegadas sobre todo de naciones cercanas (China, Japón, Tailandia, Taiwán...), que buscan ser operadas en Corea del Sur, llegan a tener 21 pisos de altura, una plantilla de 300 empleados (entre ellos 30 cirujanos), 40 consultorios médicos y una docena de quirófanos capaces de funcionar al unísono. Ofrecen también como instalaciones complementarias spas, bibliotecas, salones de maquillaje y peluquería, terrazas para tomar el sol, clínicas dentales, gimnasios y cafeterías.

Lo que hace años era un entramado de pequeñas consultas se ha convertido en "multimillonarios complejos en edificios de gama alta de la zona de Gangman-gu", principal distrito de ocio y comercio de Seúl, dice Yeo. Los "imponentes edificios de las clínicas están cambiando el horizonte del barrio: millones de pacientes entran y salen, miles yacen en las camas con las costuras todavía frescas o están siendo operadas constantemente en los quirófanos", añade la fotógrafa, para quien Corea del Sur "se ha convertido en una sociedad orientada a la belleza donde las personas son juzgadas más por su apariencia que por su carácter".

Residuos sanitarios o biológicos

En la serie de fotografías, todas ellas tomadas sin la presencia de pacientes en las instalaciones —Jeo ya había cumplido con creces esa misión en Beauty Recovery Room—, también se pueden adivinar las pruebas de que las intervenciones entrañan, como todo proceso quirúrgico, riesgos y dolor: una imagen muestra una mancha de sangre en la pared de un quirófano, en otra se pueden ver los residuos de material sanitario o biológico sobrante tras una operación, en una tercera aparecen dos grandes frascos llenos de líquido graso extraído a una paciente en una liposucción...

"Durante más de una década he sido testigo de como crece dramáticamente la industria de la cirugía plástica en Corea del Sur crece dramáticamente", añade Yeo, a quien le asusta que la opción ya no sea la reparación o el cuidado de posibles defectos o anomalías. "Estas mujeres", dice, están dispuestas a gastar miles de dólares y soportar cortes extremos, magulladuras y cicatrices con el fin de alcanzar la belleza. Por supuesto, se trata de la piel y el peso, la estructura ósea y la proporción, pero sobre todo y para mí, se trata de la cantidad de mujeres que están dispuestas a sacrificarse en busca de lo que creen que es la perfección. Estoy interesada en el residuo visual de ese sacrificio".

It Will Hurt A Little abarca "sólo una pequeña fracción de las clínicas" pero intenta servir para "visualizar y medir la magnitud de la industria y de los millones de personas que la alimentan", añade la fotógrafa, que reconoce experimentar una "mezcla de emociones" con su trabajo. "Esta cultura es parte de mí y estoy asociada a ella. Siento una gran melancolía haciendo estas fotos".

El 'look' ideal de Corea del Sur

Para intentar responder a sus propias dudas, ha culminado otro proyecto, Casting Call (Llamada para el 'casting') en el que trata de indagar qué tipo de aspecto físico desean tener los coreanos de entre 16 y 27 años. La fotógrafa hizo un llamamiento público señalando que buscaba "la belleza coreana de hoy" y retrató, en fotos estilo carnet, a quienes le respondieron: desde actores de reality shows o personajes populares en las redes sociales hasta jóvenes anónimos. Con las imágenes compuso un "álbum antropológico" sobre el "look ideal" al que aspiran sus compatriotas.

Las mujeres de Corea del Sur entran en los quirófanos de cirugía estética con mucha mayor frecuencia que las de cualquier otro país del mundo. Las estadísticas per cápita —elaboradas a partir de la aplicación del factor de población sobre los informes de número de operaciones de la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (Sociedad Internacional de Cirugía Plástico Estética)— colocan al país a la cabeza, con 74  intervenciones por cada 10.000 habitantes, muy por encima de los siguientes en el ranking: Brasil (55), Taiwán (44), los EE UU (42) y Japón (32).

El boom de la cirugía plástica en Corea del Sur es de tal calibre que algunos cálculos dicen que entre el 15 y el 30% de las mujeres del país se ha sometido a algún tipo de procedimiento quirúrgico para modificar su figura. El porcentaje se dispara exponecialmente si sólo se incluye a las menores de 30 años.

Eliminar los ojos rasgados

Algunas de las peculiaridades que motivan el éxito de la cirugía plástica del país tienen matices diferenciales con respecto a las tendencias más en boga en otras sociedades. Aunque también son habituales los aumentos de pecho y las liposucciones, la operación más popular entre las mujeres de Corea del Sur es la llamada blefaroplastia asiática, que tiene la finalidad de conseguir que los ojos sean mayores y, supestamente, más expresivos, eliminando los característicos ojos rasgados. También son muy frecuentes las manipulaciones de los mofletes, la mandíbula y las pantorrillas.

"Me ha impresionado la clara distinción entre las mujeres que fotografié en Corea y las occidentales que se someten a cirugía. Mientras que en los EE UU las mujeres a menudo se centran en la modificación de sus cuerpos, en Corea las mujeres se centran más en ajustes faciales tales como: hacer sus ojos sean más grandes y más amplios, lo que minimiza los pómulos y las líneas de la mandíbula, y hacer que el arco nasal sea más estrecho", dice Ji Yeo, que considera estas particularidades relacionadas con los "valores tradicionales" de "feminidad aniñada e inocente" que reinan en el canon masculino de su país.

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