Las 'víctimas fantasma' de Nepal: ni Gobierno ni ONG han llegado aún a las zonas más remotas

  • Varias organizaciones y más de 1.700 integrantes de 54 equipos de rescate de 22 países trabajan a contrarreloj en Nepal para asistir a las víctimas del seísmo.
  • En el distrito de Gorkha, epicentro del seísmo, han sido destruidos 11 pueblos y hay zonas poco pobladas a las que aún no han llegado ni ONG ni Gobierno.
  • En Katmandú las organizaciones suministran agua, alimentos y refugio a los supervivientes; la última cifra oficial cuenta la 6.166 fallecidos y 13.232 heridos.
Un grupo de ciudadanos observa a miembros de equipos de búsqueda y rescate que realizan su trabajo en Katmandú (Nepal).
Un grupo de ciudadanos observa a miembros de equipos de búsqueda y rescate que realizan su trabajo en Katmandú (Nepal).
EFE/Will Oliver
Un grupo de ciudadanos observa a miembros de equipos de búsqueda y rescate que realizan su trabajo en Katmandú (Nepal).

Nepal aún tiembla. Hoy, con una magnitud 4,2. Cualquiera puede verlo en la web del Servicio Geológico de EEUU o en la del consorcio IRIS, que monitorizan la actividad sísmica a nivel mundial. Las imágenes y los testimonios de los afectados también llegan a kilómetros de distancia de Katmandú y alrededores gracias a los medios internacionales. Pero hay dos cosas que no se ven, el miedo —al hambre, a las enfermedades, a la pérdida de familiares, a la lluvia— y las víctimas fantasma de esta catástrofe: hay zonas remotas, de difícil acceso y poco pobladas, a las que aún no han llegado ni las ONG ni el Gobierno. Ni siquiera por aire.

Desde algunos lugares del distrito de Gorkha, epicentro del seísmo, hay habitantes que recorren andando los 150/160 kilómetros que hay hasta llegar a la capital del país en busca de comida y medicinas. Otros, después de cinco o seis días resguardados en los pocos cobertizos que han quedado en pie, en pleno campo, caminan los diez kilómetros que les separan del río para coger agua. Es lo que Devendra Tak, portavoz sobre el terreno de Save the Children, se encontró al llegar. Por teléfono, en una difícil conversación que continúa vía Internet debido a los problemas de comunicación, habla a 20minutos de estos lugares inaccesibles al norte del pueblo también llamado Gorkha, en el que está él. Como Barpak, como Laprak. "Nadie del Gobierno ha visitado la zona", señala.

Hace notar que los medios, las autoridades y los equipos de emergencia están centrando sus trabajos y atenciones, lógicamente, en las áreas más afectadas por el terremoto, pero que hay otras con daños que califica de "moderados" que se encuentran totalmente desamparadas. Hace falta "cada vez más ayuda", explica, ya que las cifras de muertos y heridos crecen sin parar. De momento hay 6.166 fallecidos, pero el Ejecutivo nepalí calcula que se alcanzarán los 10.000. Al menos "el 90% de las 500 escuelas del distrito de Gorkha han quedado destruidas", añade, y el 80% de las casas son escombros. Allí, el total de muertos pasa de los 400. Save the Children es de las pocas organizaciones que ha empezado a actuar, asegura, y ha repartido ya 800 tiendas, 1.400 lonas y otros recursos.

La ayuda circula por tierra y en helicóptero, a pesar de las enormes dificultades. Más de 1.700 integrantes de 54 equipos de rescate de 22 países, incluida España, trabajan en Nepal; un registro de Naciones Unidas en el aeropuerto se encarga de contabilizar las entradas. Hay más de 2,8 millones de desplazados. El país tiene 75 distritos, y solo en el de Gorkha al menos 11 pueblos están arrasados. Unicef también ha enviado a la zona tiendas de campaña, kits de higiene, pastillas para potabilizar el agua y cubos. Save The Children espera 136 toneladas de ayuda y un convoy de Oxfam Intermón que salió hace tres días hacia Gorkha desde India ha cruzado la frontera llevando material de saneamiento. Hay más: Acción contra el Hambre, Ayuda en Acción, Médicos Sin Fronteras, etc. Y Naciones Unidas, que ha lanzado una campaña para pedir 415 millones de dólares.

Pablo Tosco, portavoz de Oxfam Intermon, acaba de llegar a Katmandú. Lo ha hecho junto a un avión fletado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) con 30 toneladas de ayuda humanitaria. Las 5,5 que han llevado ellos incluyen desde tanques para almacenar agua potable hasta bases para construir letrinas. "La ciudad intenta volver a la normalidad", explica por teléfono, si es que eso es posible con más de 30.000 personas repartidas en 16 asentamientos improvisados, "muy necesitadas de refugio, agua y comida"; están "en shock". Mucha gente entra y sale de la capital: algunas fuentes hablan de 400.000 abandonos. Tak confirma que Katmandú parece presentar un caos 'menor', a lo que estarían ayudando el restablecimiento del 90% del suministro eléctrico y la apertura tímida de comercios.

No obstante, recuerda Tosco, Nepal es un país "muy vulnerable" y con muchas carencias, que en condiciones normales casi "no tiene recursos para sostener una vida regular". No queda mucho, además, para que comience el monzón —la semana que viene está prevista lluvia—, por lo que "esto puede convertirse en un drama humanitario muy grande", afirma, pensando, quizá, en enfermedades como el cólera.

Por eso trabajan "a contrarreloj", primero con aquellos que requieren atención sanitaria urgente, después "para intentar sostener a las personas con vida". El mayor asentamiento en la ciudad cuenta con 16.000 personas y es "vital", explica, "suministrarles agua limpia, que puedan hacer sus necesidades de manera higiénica", que puedan resguardarse. Ya no tienen casa, ni pertenencias que guardar.

Sobre las críticas al Gobierno nepalí, tanto Tak como Tosco se muestran prudentes. El primero cree que lo más importante es ser rápidos a la hora de repartir la ayuda, por encima de preocuparse por si la reacción de las autoridades "es inadecuada o no". El segundo incide en que las organizaciones están intentando coordinarse entre ellas y con las autoridades para llevar a cabo "una intervención lo más eficaz posible y con el mayor impacto". Eso incluye —es el "desafío", dice Tosco varias veces— esas tres cuartas partes, calcula Cruz Roja, de los afectados por el terremoto de magnitud 7,8 del pasado sábado, los que están fuera de núcleos urbanos y cerca del epicentro. Los que no se ven.

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