'Los exiliados románticos', la película de Jonás Trueba que cierra la competición en la Sección Oficial de la edición número 18 del Festival de Málaga. Cine Español, es una 'road movie' hecha sobre la marcha, con tres amigos y un viaje por Francia durante 12 días. Así lo ha explicado su director, quien ha asegurado que el filme no tiene "afán de nada", sino que simplemente surge de "una broma entre amigos", una especie de reto.

En 'Los exiliados románticos', tres amigos —Francesco Carril, Luis E. Parés y Vito Sanz— piden prestada una furgoneta y emprenden un viaje sin un motivo aparente, al encuentro de amores idílicos y a la vez efímeros —Renata Antonante, Isabelle Stoffel y Vahina Giocante—, con la única misión de sorprenderse a sí mismos y de seguir sintiéndose vivos. La experiencia les lleva a recorrer tres ciudades francesas como Tolouse, París y Annecy.

La idea de rodar una película surge de un envite entre amigos, según ha explicado Trueba. "Empezamos a bromear una noche con hacer una película y de repente acabamos sosteniendo esa broma hasta que se convierte en una cosa seria", ha afirmado. El otro "motor" ha sido la música de Miren Iza, líder de Tulsa.

Así, ha agregado que el filme surgía "de un impulso muy concreto que temes que se te pase" y que "quieres encontrar la manera de abordarlo de la manera más directa, salvaje e intuitiva posible, sabiendo que eso entraña sus riesgos y que hace que la película no puede tener muchas cosas".

Por ejemplo, ha explicado que en esta película no hay un guión como tal, entendido de la manera clásica. "Lo que no hicimos en ningún momento fue escribir un guión", ha asegurado, afirmando que han trabajado con "un guión hablado" fruto del diálogo durante el viaje. A juicio del director ésta es una manera de proceder que, con respecto a los actores, "busca una espontaneidad distinta".

"Yo mismo me preguntaba qué estábamos haciendo y me daba curiosidad seguir, porque pensaba que la película que estábamos haciendo no la había visto antes y me divertía", ha comentado. Así, en palabras de Trueba es una cinta "alegre sobre la amistad y que avanza hacia adelante". "Intentábamos transmitir felicidad, alegría y ausencia de drama", ha apostillado.

Según ha destacado Trueba, el cómo te planteas hacer una película "afecta profundamente" a lo que después es. Por ello, ha reflexionado que "si me hubiera parado a escribirla mucho tiempo probablemente no la habría hecho o habría sido muy diferente". "Pienso que no la hubiera podido sacar adelante o yo mismo me habría desanimado", ha subrayado.

"Es una película hecha en unas circunstancias muy limitadas y simplemente tratas de que esas limitaciones trabajen a favor", ha señalado, precisando, también, que está rodada toda con luz natural. "El cine que a mi me gusta no es tanto un retrato fiel de la realidad como una aspiración de la realidad", ha sostenido el hijo de Fernando Trueba.

Sobre las localizaciones, Trueba ha explicado que "nos gustaba la idea de cruzar la frontera" y que "nos hubiese encantado seguir". De hecho, según ha subrayado, al final de la película se ve al fondo Suiza y "la sensación no es de un final rotundo, sino de una parada en el camino".

"decadencia del género masculino"

Algunos podrían decir que el viaje emprendido en 'Los exiliados románticos' trata de quemar las últimas naves de la juventud, mientras que otros, como indica el propio Trueba, hablarán de "la decadencia del género masculino".

Precisamente, con respecto al discurso de género presente en el filme, Trueba ha señalado que bromeaban con que estaban haciendo una película "sobre la decadencia del género masculino". "Sobre todo, me gusta pensar de que la película habla de las relaciones entre hombres y mujeres, pero también en el sentido de la amistad", ha añadido.

Francesco Carril ha destacado que todo empezó "como un viaje de amigos donde íbamos a rodar una película de la que sabíamos bastantes cosas pero de las que no sabíamos otras". "Era muy divertido levantarse por la mañana en una ciudad como Toulousse y tener debates", ha afirmado, al tiempo que ha admitido que "no sabíamos exactamente lo que íbamos a hacer".

Por su parte, Luis E. Parés ha expresado que para él la película supuso la "oportunidad de pasar 12 días con unos amigos, viajando por Francia, pasándolo bien". "De hecho, a mí lo que me apetecía no era rodar, porque las escenas me costaban", ha asegurado, agregando que "yo no soy actor, lo que pasa es que como esa noche en la que se nos ocurrió hacer una película yo estaba presente, no tuvo más remedio que incluirme".

Por último, Vito Sanz ha dicho que "la disfruté mucho porque en la película están implicados directa o indirectamente gente muy importante en mi vida". "Creo que se me va a quedar un recuerdo no se si melancólico pero si muy bonito", ha concluido.