Según Fenosa, Vigo gastó 1.300.000 megavatios en 2006 y las 41.000 farolas de nuestra ciudad juntas consumieron sólo 22.000. Mientras que el alumbrado público funciona 11 horas al día, según el departamento de Electromecánicos del Concello, una persona que trabaja puede tener encendidas las luces de su casa una media de seis: por ejemplo, dos por la mañana y cuatro por la noche.
Claro, en Vigo, según el Instituto Nacional de Estadística hay 122.538 viviendas con aproximadamente unas diez bombillas por casa. Por tanto,1.225.000 luminarias tienen que gastar más que 41.000. Sin embargo, en que gastemos más o menos, influye el uso que le damos a la energía. En los últimos años, el Concello ha ido tomando ciertas medidas para reducir los consumos en la calle. De manera que, a día de hoy, sólo una cuarta parte de las farolas no es de bajo consumo.
«Se han colocado bombillas de 50 vatios que duran cerca de 5 años, son de vapor de sodio y reciclarlas es mucho más fácil que las antiguas de mercurio y, además, a partir de las doce de la noche se baja la intensidad de 220 voltios a 180», explican los técnicos. Al Concello le obliga la Unión Europea y a nosotros como mucho puede obligarnos nuestra conciencia.
Del enchufe a la atmósfera
La energía que consumimos va de nuestro enchufe a la atmósfera en forma de CO2 como aquél que dice. La electricidad se genera en las centrales térmicas, en las nucleares y, en menor medida, en las centrales eólicas. Parte de la que se consume en Galicia viene de la central de As Pontes, en A Coruña, considerada la novena central más contaminante de Europa en el estudio Thirty dirty (30 sucias) elaborado por WWF/Adena. Dicha central emite hasta 9,1 millones de toneladas de dióxido de carbono al año.
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