Buckingham festeja la primavera con una exposición sobre el 'solitario paraíso' de los jardines

  • La Galería de la Reina de la seda real británica expone 150 pinturas, manuscritos, dibujos y objetos decorativos en la muestra 'Pintando el paraíso: el arte del jardín'.
  • Se exhiben desde una miniatura del siglo XVI hasta estudios botánicos de Leonardo, dibujos de Rembrandt y una flor en forma de 'corazón sangrante' del joyero Fabergé.
  • La muestra presenta al jardín como 'santuario sagrado' donde la humanidad y la naturaleza se encuentran para el estudio, la reflexión o el puro disfrute.
Jardín con cascada pintado en el siglo XVIII por Marco Ricci
Jardín con cascada pintado en el siglo XVIII por Marco Ricci
Royal Collection Trust/© Her Majesty Queen Elizabeth II 2014
Jardín con cascada pintado en el siglo XVIII por Marco Ricci

Sostiene el lugar común que en el alma de cada inglés vive un jardinero en potencia. Un ejemplo tan válido como cualquier otro es el del príncipe Carlos, que mantiene en persona y con una excelencia que ha llamado la atención en foros internacionales el jardín de Highgrove, que compró en 1980, cultiva de manera orgánica y está empeñado en convertir en uno de los emblemas de su reconocida pasión por la naturaleza y el ambientalismo.

La condición de cualquier jardín, sea fastuoso o humilde, como "paraíso" y "santuario sagrado" para el "estudio científico, la reflexión solitaria o el puro goce y disfrute", en suma, un lugar "donde la humanidad y la naturaleza se encuentran" es remarcada en una exposición en el Palacio de Buckingham cuya inauguración coincide con el inicio de la primavera, que este año empieza astronómica y oficialmente a las 23:45 del 20 de marzo según la hora peninsular española.

775 habitaciones y 78 cuatos de baño

Painting Paradise: The Art of the Garden (Pintando el paraíso: el arte del jardín) reúne, desde el 20 de marzo hasta el 11 de octubre, 150 pinturas, manuscritos, dibujos y objetos decorativos en la Galería de la Reina, el pabellón dedicado a exposiciones temporales del los pabellones de la residencia londinense de los reyes británicos, el fastuoso palacio de 108 por 120 metros, una altura de 24 y una superficie de 77.000 metros cuadrados ocupada por 775 habitaciones, entre ellas 78 cuartos de baño.

Las piezas que se muestran proceden de la Colección Real, tan pasmosa como el palacio: está formada por 225.000 objetos, repartidos entre las trece residencias de la familia de monarcas a lo largo del reino y contiene obras de arte de los últimos quinientos años. Gran parte de la original fue vendida tras la ejecución de Carlos I en 1649 por el revolucionario republicano Oliver Cromwell.

Desde espectaculares pinturas de paisajes reales hasta diseños para joyas, pasando por manuscritos y estudios botánicos únicos, Painting Paradise: The Art of the Garden revela "el carácter cambiante del jardín y su perdurable atractivo para los artistas", al menos desde el siglo XVI, cuando comenzó a aparecer como motivo pictórico —la primera constancia arqueológica es muy anterior, del siglo VI antes de nuestra era en grabados en roca del Imperio Persa, cuando ya se expresa la idea de un "paraíso terrenal, un espacio cerrado con árboles frutales en el que fluye agua y se pueden encontrar sombra y refugio".

El paraíso bíblico

Antes del siglo XV la mayoría de las imágenes europeas de jardines eran de manuscritos religiosos iluminados, con frecuentes referencias al Génesis bíblico, el árbol del bien y del mal y los cuatro ríos que atravesaban el paraíso, como puede verse en los grabados de Hartmann Schedel de 1493, pero en Adán y Eva en el Jardín del Edén (1615), Jan Brueghel el Viejo relega a los protagonistas humanos a la media distancia para concentrarse en un paisaje arbolado de gran y colorida abundancia  en flora y fauna. Como pintor de la corte de los Habsburgo, Breughel fue uno de los primeros pintores en copiar especies botánicas del natural en los ricos jardines del palacio de Bruselas.

Hasta el siglo XVI, sin embargo, los jardines fueron parte del territorio de la imaginación de los artistas. En el cuadro La Familia de Enrique VIII, pintada por un autor desconocido en torno a 1545, el gran jardín del palacio de Whitehall, el primero del que se tiene noticia en la pintura inglesa, sólo se presenta como fondo para el retrato.

En una tónica que continuó durante todo el Renacimiento, los jardines eran símbolos de estatus y se empleaban como elementos de la propaganda real. La riqueza del dueño de un jardín podía comprobarse mediante el análisis hortícola, la presencia de obeliscos y pérgolas y el diseño del espacio según las bases de la naciente jardinería ornamental. Siempre, no obstante, los artistas se dejaban llevar por el embrujo de estos lugares de solaz, recreo y meditación: en Jardín con un laberinto (1579-1584), el pintor Lodewijk Toeput inventa un laberinto acuático.

Versalles contra Hampton

Los jardines aristocráticos fueron concebidos con todo su exagerado esplendor a partir del siglo XVII y a consecuencia de las intensas rivalidades entre los monarcas y nobles, sobre todo Luis XIV y Guillermo III, que promovieron los de Versalles y  Hampton Court, expresiones del barroco con anfiteatros, cascadas y fuentes, estatuas y aviarios con pájaros exóticos. De Hampton la exposición muestra un bello óleo en vista cenital pintado por Leonard Knyff entre 1702 y 1714.

En el XVII y el XIX los jardines adquirieron un estilo más natural, informal, inspirado en parte por las descripciones de los escritores románticos sobre edenes y arcadias salvajes e indomables. Un óleo de los Jardines de Kew del artista suizo Johan Jacob Schalch (1759) expresa esta idea, mientras que  un retrato de la reina Victoria y el príncipe Alberto de Edwin Landseer simboliza el jardín como parte de una vida de cercanía con la naturaleza.

Entre los estudios que se muestran en la exposición destacan varias ilustraciones de Leonardo da Vinci, el primer artista que dibujó especies botánicas del natural. También se exhibe el único ejemplar que se conserva del libro de flores del artista y jardinero inglés Alejandro Mariscal. Diseños de flores de porcelana y plata, muebles y textiles completan Painting Paradise: The Art of the Garden, que en el apartado final de las joyas presenta Corazón sangrante, un delicado adorno floral tallado en nefrita, rodonita y cuarcita por el joyero Fabergé en 1900.

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