Ángela Ríos: "Los inmigrantes declararon ante la Guardia Civil que no subieron a mi coche"

  • La fotoperiodista Ángela Ríos, colaboradora de la Agencia France Presse, fue detenida el miércoles acusada de haber trasladado a cuatro inmigrantes.
  • La Guardia Civil y la delegación del Gobierno le achacan "favorecimiento de la inmigración irregular"; el juez la dejó en libertad mientras sigue la investigación.
  • Ella niega los hechos y dice que han ido 'a por ella', asegura que un agente le dijo que era una "cabeza de turco" y dice tener pruebas para demostrar su inocencia.
  • La Guardia Civil declina hacer comentarios; los cuatro inmigrantes —hoy en el CETI—, dice, le contaron a su abogado que declararon no haber subido al coche.
Tres inmigrantes encaramados en la zona alta de la valla de Melilla.
Tres inmigrantes encaramados en la zona alta de la valla de Melilla.
F.G. GUERRERO / EFE
Tres inmigrantes encaramados en la zona alta de la valla de Melilla.

La última jornada de trabajo en Melilla de Ángela Ríos, fotoperiodista freelance que colabora en la actualidad con la Agencia France Presse, terminó en la comandancia de la Guardia Civil. Nunca la habían arrestado, explica por teléfono desde el despacho de su abogado, aunque sí está acostumbrada a que le pidan la documentación cuando va a retratar los saltos a la valla.

La acusan de "favorecer la inmigración irregular" al trasladar en su coche, según la versión de dos agentes, a cuatro de los cinco subsaharianos que lograron entrar el pasado miércoles en España; el quinto resultó herido en una mano y tuvo que ser atendido por Cruz Roja. Ella lo ha negado ante el juez, que la dejó en libertad sin medidas cautelares mientras investiga y analiza pruebas y dijo en el auto, fuera de la parte dispositiva, que hay "indicios bastantes" para considerarla responsable de un delito contra los "derechos de ciudadanos extranjeros". "Si lo hubiese hecho, lo habría dicho, no es ningún delito", asegura, "han ido a por mí".

Este viernes, hacia las 11.30 horas, se le ha comunicado que puede recoger el material que se le había requisado, entre otras cosas, su cámara, y su vehículo. Sin embargo, la tarjeta de datos en la que, según su testimonio, hay fotos y vídeos de los inmigrantes en cuestión, así como su teléfono móvil, permanecen bajo custodia.

La delegación del Gobierno aseguró que la joven, de 30 años, no estaba "ejerciendo como periodista" cuando fue interceptada ni se identificó como tal, por lo que "su detención no guarda ninguna relación con el ejercicio del derecho a la información". Otras imágenes, las de las cámaras de seguridad de la zona, incluidas las del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), podrían aportar más datos.

En todo caso, Ríos revela que su abogado habló personalmente con los cuatro inmigrantes y le contaron que terminaron declarando ante la Benemérita "que no" se habían subido al vehículo; 20minutos ha intentado confirmar esta información con la comandancia de la Guardia Civil, pero las fuentes consultadas declinan dar su versión al tratarse de un tema "judicializado". Los subsaharianos, según ha confirmado la delegación del Gobierno, se encuentran ahora mismo en el CETI.

La fotoperiodista introduce en su exposición un episodio ocurrido cuando el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número dos de Melilla decidió ponerla en libertad. Siempre según su versión, un agente le espetó: "Tú sabes que hay seis guardias civiles imputados por otros delitos en la valla, ¿no? Pues has sido la cabeza de turco, han pagado justos por pecadores", algo que había relatado ya al periodista Javier Bauluz .

La noticia estaba "en la carretera"

"Estoy tranquila", dice, apuntando que su "mala suerte" fue la de "haber llegado antes que la Guardia Civil" al lugar en el que, según ella, "estaba la noticia": la carretera. Mientras nueve inmigrantes permanecían encaramados a la valla tras el salto —que se produjo a las 5.20 horas—, otros cuatro huían corriendo y ella se los encontró mientras se dirigía allí. "Vivo detrás del CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes) y escuché las sirenas de la valla, tardo dos minutos en llegar". Relata que se paró, se bajó del coche y sacó su cámara del maletero.

"Ellos me empezaron a decir ‘África, África’, yo les señalé dónde estaba el CETI y se fueron corriendo", continúa, explicando que volvió a subir al coche, adelantó a los subsaharianos, se volvió a bajar e hizo vídeos y fotos de su recorrido. "No había Guardia Civil, por ningún lado, y cuando me monto en el coche aparece una patrulla", momento en el que, según su relato, los inmigrantes se asustan y corren; "Uno intenta entrar en una propiedad privada y otros se esconden debajo del puente", cuenta, "yo sigo mi camino y voy al CETI”.

Asegura que allí todo iba bien y que hasta habló con el personal de seguridad del centro —"pueden preguntarles"—, hasta que llegó un GRS —agente del Grupo de Reserva y Seguridad— y le pidió la documentación, añade, sin preguntarle para qué medio trabajaba. Comprobados los datos, también su matrícula, le devolvieron el documento de identidad. Una hora después, hacia las 6.30 h, "llega otra patrulla y me dicen que les acompañe a la comandancia". Cosa que hizo, aunque afirma que solo en la comandancia supo que estaba detenida.

Le dijeron que la patrulla que le había pedido la documentación la había denunciado "porque había visto cómo bajaban de su coche los inmigrantes". Además de su equipo —incluido un teleobjetivo 70/200—, Ríos llevaba una cantidad importante de dinero en su bolso, unos 2.000 euros. Este viernes ha presentado las facturas que, en principio, probarían que el dinero proviene del estudio de fotografía que tiene con su hermano. "Tenía el dinero porque tenía que hacerle una trasferencia, está en Argentina", dice. Ahora queda pendiente de la notificación de la fecha en la que tendrá que declarar ante el juez.

Durante la conversación telefónica, su abogado se encuentra a su lado preparando todo el papeleo que le llevarán al juez. Ríos afirma que puede justificar que ningún inmigrante le entregó dinero y confía también en que los investigadores no hayan encontrado ninguna huella extraña en su coche, que también fue requisado y en el que, dice, llevaba una sillita de bebé —tiene un hijo de dos años— y una bolsa de deporte. Ella y su abogado se muestran optimistas.

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