La contaminación acústica de la gran ciudad y la exposición a la música elevada de los bares durante los fines de semana han sido tradicionalmente los principales generadores de pérdida auditiva entre la juventud. El número de casos registrados en los últimos años ha aumentado debido a la entrada en el mercado de aparatos de alta tecnología, como el mp3, el iPod, el móvil o el sistema  Dolby de las salas de cine, ya que la potencia de sonido es más elevada.

Los expertos indican que todos estos factores aumentan el riesgo de que los jóvenes se queden sordos 30 años antes que la generación de sus padres, a pesar de que la pérdida de audición puede pasar inadvertida al principio, pues hay personas que tardar varios años en notar los primeros síntomas.

Los otorrinos aconsejan no superar el 50% del volumen máximo de un reproductor ni sobrepasar los 80 decibelios de potencia (los nuevos aparatos de sonido alcanzan entre 105 y 115 decibelios).

«El sistema no es dañino, sino la intensidad de la música», explica el doctor Tisner. Añade que hay personas con una mayor sensibilidad al ruido  que deben someterse a audiometrías periódicas para detectar a tiempo cualquier traumatismo, en caso de que su exposición a sonidos elevados sea frecuente.

Los impactos sonoros de gran potencia, aunque sean  breves, pueden provocar pérdida de audición e incluso sordera irreversible. Se pueden producir por la explosión de un petardo cerca del oído, un disparo sin protector auditivo o al escuchar un concierto junto a los altavoces.

Un problema para todas las edades

En España hay más de tres millones de personas que padecen problemas de audición y un millón de afectados de sordera, de los que 35.000 tienen entre 15 y 24 años. Además, uno de cada cuatro jóvenes tiene dañados sus oídos en mayor o menor medida por haber escuchado música a volúmenes muy altos, según un estudio reciente elaborado por la revista de investigación New Scientist. A pesar de estas cifras, más de la mitad de la población no se ha sometido nunca a una revisión auditiva.