De nuevo, papeles. De nuevo, bolsas. De nuevo, el río  que parte en dos la ciudad muestra uno de sus principales déficits: la limpieza y la delicadeza de algunos ciudadanos que no saben qué es una papelera.El cauce de la cicatriz de Málaga vuelve a estar guarreado, a pesar de las insuficientes limpiezas periódicas que hace el Ayuntamiento de Málaga. Entre el puente de Tetuán y el tramo con agua de mar de la desembocadura se extiende un pavimento de hierbas muy frecuentado por dueños de perros que utilizan esta zona verde como váter para sus animales. A ambos laterales de esta zona se prolongan unos canales. El oriental es el más frecuentado por bolsas y otros desperdicios que alguien o el viento echan allí. Y claro, el río, río es: esa suciedad es arrastrada como si sedimentos fueran, con la salvedad de que estas materias flotan. Todo un cuadro artístico sobre la suciedad malagueña de la que ni el Centro de Arte Contemporáneo y sus visitantes se libran.