El objeto es una especie de gran cojín redondeado colocado sobre una base plana con tres patas. La piel rosa de los pliegues que componen la forma esférica del artefacto está salpicada por uñas falsas, de las usadas en los salones de estética, clavadas en pequeños pernos negros. Las protuberancias emergen en todos los sentidos excepto en la parte central del artefacto, donde los plisados alcanzan su meridiano y se abren como una flor. Se trata de una emulación muy naturalista de una vulva, con la vagina colocada a la altura aproximada del pene de un hombre que se arrodillase enfrente.

La pieza se llama And In Her Reflection She Saw The Thing That She Would Become (Y en su reflejo ella vió aquello en lo que se había convertido) y su creador, el artesano joyero inglés Mark Woods se ha propuesto jugar a la intriga y preguntar: ¿es esto un juguete sexual, una alucinación lúbrica o una obra de arte?. La de Woods no es la única obra ante la que resulta pertinente la duda: las 200 de los 80 artistas que participan en la exposición Nirvana: Les étranges formes du plaisir (Nirvana: extrañas formas de placer) son, en su totalidad, objetos donde el arte y el juego sexual confluyen hasta la mímesis.

El Museo de Diseño y Artes Aplicadas Contemporáneas (Mudac en sus siglas francesas) de Lausana (Suiza) presenta, hasta el 26 de abril de 2015, la primera exposición internacional dedicada a la interacción entre el sexo y el arte contemporáneo con la exhibición de obras de diseño industrial, moda, joyería, escultura... No recomendada, dicen, para menores de 16 años, la muestra es "el primer estudio exhaustivo de la influencia de la literatura erótica en el diseño y la moda" y quiere buscar la influencia de la "estética del erotismo" en estas disciplinas "evitando los clichés".

Audaces, lujosas y misteriosas, las piezas están inspiradas en el placer sexual y la libertad creativa que, por saludable definición, acompaña al goce. Desde primorosos body-suits de cuero de Mustafa Sabag que velan la mirada del usuario a todo lo que suecede a su alrededor, hasta ornamentos fetichistas para guardar mechones de pelo o una silla de montar para colgar del techo y hacer el amor en suspensión, la exposición ha seleccionado a creadores que buscan inspiración en la literatura erótica y fetichista. Otra característica común a toda la selección es que los objetos son de altísimos estándares de calidad, llegando en ocasiones a la categoría de joyas.

Los visitantes podrán descubrir "artículos finamente trabajados, a veces raros y difíciles de encontrar, hechos de materiales por lo general asociados con el mundo de los artículos de lujo, la artesanía y el arte contemporáneo", dicen los organizadores. "La exposición nos invita a examinar nuestras propias ideas y percepciones de placer y nos obliga a observar cómo las formas de expresión pueden cruzar la línea de lo privado a lo público cuando son se trata de la moda, el diseño o el arte", añaden.

Las joyas eróticas de Betony Vernon —collares de plata que parecen piezas de armaduras  medievales, zapatos que simulan estar simbiotizados con el cuerpo—, que también presenta la silla Origen, una voluta con forma de pene; el mobiliario basado en los códigos del sadomasoquismo de la eslovena Nika Zupanc; los accesorios fabricados con pelo real de Maison Martin Margiela y los consoladores-candelabros de metales preciosos de LucasVanVught son otras de las obras que muestra el museo suizo.

Los diseñadores, opinan los organizadores, están cada vez más convencidos de que y lo estético y lo erótico han de convivir y ser "agradables". Por eso son tan frecuentes los diseñadores de moda que  "cubren el cuerpo con prendas ceñidas o materiales sensuales", las firmnas de interiorismo que ponen en el mercado "muebles con formas sugerentes". Se trata de proponer "obras de arte en las que la belleza y la perfección se condimenten con el olor a azufre" y la exposición muestra que el el placer sensual "sigue siendo vigoroso en la era digital".

El objetivo de los artistas reunidos en Lausana, entre ellos, además de los citados, Matali Crasset, Atelier van Lieshout, Yves Behar, Pierre Charpin y Jaime Hayon, es "examinar nuestra relación con las formas y los objetos que le dan expresión física a nuestras percepciones inconscientes sobre la sexualidad y nuestras nociones privadas de placer" y "subvertir los tabúes con el uso de formas y materiales inesperados".