El Gobierno etíope asegura que llevará a los rebeldes ante la justicia y los chinos muestran su enfado por los atentados

  • En el atentado de ayer, reinvindicado por una guerrilla local, murieron al menos 74 personas.
  • Además hay presuntamente varios trabajadores chinos y etíopes secuestrados.
  • La guerrilla ha hecho público un comunicado en el que asegura que las muertes de los chinos fueron accidentales y que mataron o hirieron a muchos más soldados etíopes.
  • El Gobierno etíope dice que capturará a los rebeldes y los llevará a la justicia.
  • El Gobierno chino ha condenado duramente el ataque.
Las tropas etíopes buscan a los siete trabajadores chinos y etíopes secuestrados ayer en un ataque rebelde contra un campo petrolífero del sureste del país en el que fueron asesinadas 74 personas.

El Frente de Liberación Nacional Ogaden (ONLF), formado por miembros de una etnia de origen somalí, reclama la independencia desde 1984 y reivindicó el atentado contra el campo gestionado por los chinos.

Los rebeldes han dicho una y otra vez que no permitirán las prospecciones y extracciones en el área mientras que a los Ogaden "se les niegue el derecho a la autodeterminación".

"El gobierno etíope perseguirá a quienes perpetraron la matanza y los llevará ante la justicia", dijo a Reuters el asesor presidencial Bereket Simon.

Los rebeldes mataron a 65 etíopes y nueve trabajadores chinos mientras éstos dormían.

La versión rebelde

Los rebeldes han dado una versión distinta, asegurando que las muertes de los chinos se debieron a explosiones de munición ocurridas durante la batalla, y que mataron o hirieron al menos a 400 soldados etíopes.

También negaron haber secuestrado a ningún trabajador. "Los sacamos fuera del campo de batalla por su seguridad y están siendo bien tratados", dijo la ONLF en un comunicado nocturno.

Enfado de Beijing

El Gobierno chino "condenó duramente" el atentado, que ha puesto de manifiesto los riesgos de utilizar los poco desarrollados recursos energéticos de África para alimentar el rápido crecimiento de la economía china.

Hasta ahora los gobiernos africanos han recibido con los brazos abiertos a los chinos, que no suelen imponerles las condiciones políticas que exigen los países occidentales para hacer negocios con ellos.

Sin embargo, también se teme que China logre excesivo control y que no trate bien a los empleados locales, inundando además el continente africano con productos baratos.

Antes del suceso de ayer ya se había secuestrado a varios trabajadores chinos en Nigeria, mientras que trabajadores de Zambia se había rebelado contra las condiciones impuestas en una mina de titularidad china.

El ataque vuelve a poner de manifiesto las dificultades del gobierno de Addis Abeba para controlar a los grupos étnicos que viven en las zonas más remotas del país.

El Gobierno etíope ha acusado a Eritrea de fomentar la rebelión en el país, acusación que ha sido negada por Asmara.

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