El 11-M, la testigo estaba en la Brigada Provincial de Hechos Violentos de la Policía Científica. La inspectora acudió inmediatamente a la central, donde le ordenaron ir al pabellón 6 del Ifema donde estaba montada la morgue.
Labor exhaustiva
Según la testigo, se redactaban actas sobre la mesa de autopsia relatando los objetos que llevaban las víctimas. Hasta tal punto era exhaustiva la labor, que incluso cuando dejaban de trabajar y se traspasaba a otros compañeros "se levantaba acta".
"No me consta que hubiese ningún suicida", matiza.
La mochila de la bomba
El compañero de la inspectora, el agente 65.447, ha profundizado en el desarrollo de la labor de los agentes que identificaron a los cadáveres. "Debíamos cotejar nuestras conclusiones postmortem con el antemortem elaborado por otros compañeros", explica.
A las 3 de la mañana, los agentes terminaron de identificar todos los efectos y los llevaron a la Brigada.
Poco después, el jefe del turno de noche llamó al testigo y le preguntó por una mochila: "Me dijo si llevamos una mochila con una bomba", asegura.
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