Era uno de los grupos más importantes que actuaba en Europa. Una red, dirigida por un capo de la mafia georgiana, que se dividía en células de siete u ocho miembros, cada uno con una especialidad concreta. Policías de ocho países diferentes han trabajado coordinadas por Europol para desarticular esta banda que llevaba al menos dos años robando pisos por toda Europa, sobre todo en España. La participación de la Policía española ha sido clave. De los 95 detenidos en Europa, 49 han sido arrestados en nuestro país, donde también se ha imputado a otras 27 que daban apoyo a la red. "La gran mayoría de los detenidos son georgianos, salvo algún caso puntual de algun armenio", explican fuentes policiales.

La capacidad operativa del grupo era importante. Por su especialización y sus recursos. La red, que se dividía en células que actuaban independientemente pero relacionadas, tenía 300 pisos francos en toda Europa donde esconderse tras perpetrar los asaltos, 60 de ellos alquilados en España. Eso les permitía actuar en todo el territorio nacional y con rapidez. Madrid, Barcelona, Tarragona, Logroño, todo el País Vasco, Valencia, Málaga y Córdoba, ciudad esta última donde se había centrado en las últimas semanas. En España se les imputan 29 robos desde el año 2013, aunque la lista puede crecer porque se ha decomisado mucha información en los 41 registros realizados, como los resguardos de los giros de dinero (el robado) enviados a través de una empresa de mensajería.

Nunca utilizaban la violencia. Al menos la Policía Nacional no tiene constancia de hayan dejado heridos en sus asaltos. Preferían actuar en casas cuando los ocupantes no estaban. Eran especialistas en abrir puertas, sobre todo con el método del 'bumping', una llave maestra que no deja marca ni fuerza la cerradura. Cada célula tenía sus especialistas: los que elegían las casas, los que vigilaban, los que desactivaban las alarmas, los que abrían la vivienda y los que se llevaban lo robado. Generalmente joyas, relojes, dinero en efectivo, ordenadores, móviles y material electrónico, todo fácil de transportar. Daban el golpe, se escondían en los pisos francos y en tres días como mucho ya habían sacado lo robado de España, a través de paquetería postal o a través de viajes. El destino de todo lo robado siempre era el mismo: Georgia. Eran tan profesionales que los investigadores han encontrado casos en los que las víctimas detectaron que les había robado días después de producirse el asalto.

La investigación ha sido laboriosa. Las células se movían fácilmente gracias a esa amplia red de pisos francos, alquilados por mujeres en situación legal en cada país. No pasan más de un año en un país: se iban a otro y venía otra célula distinta. Han actuado en Francia, Suecia, Grecia, Alemania, Portugal, Rumanía y Austria. La red contaba con un importante servicio de falsificación, que permitía a sus miembros tener documentación falsa de Lituania, Rumanía, Bulgaria y República Checa.

No elegían grandes zonas de lujo, sino barrios que contaran con pocas medidas de seguridad: comisarías alejadas, pocas alarmas contratadas, fácil acceso para la huida. Tanto en ciudades grandes como pequeñas localidades. Solo en España la Policía ha intervenido a este grupo 15.000 euros en efectivo; 34 documentos falsos; 84 relojes de lujo; más de 200 piezas de joyería, entre ellas varios diamantes; dos lingotes de plata; más de cien móviles; 40 ordenadores portátiles; 19 tabletas; 20 discos duros; dos kilos de hachís y todos los utensilios necesarios para perpetrar los robos como llaves maestras, radiales, sopletes o taladros industriales.

En julio de este año, la Policía también desarticuló en Sevilla otra banda con el mismo modus operandi: 24 georgianos, un armenio y un griego especializados en robar casas que utilizaban las técnicas del 'bumping' y del 'impresioning', que obtiene una copia de la llave legítima a partir de unas pletinas metálicas moldeables. El director de la Policía, Ignacio Cosidó, destacó la importancia que para su departamento tiene la delincuencia itinerante que actúa robando viviendas y otras propiedades en varias provincias españolas. De hecho, el robo con fuerza en vivienda es el delito que más había crecido en España en los últimos años.

En 2012 los amigos de lo ajeno asaltaron 126.419 viviendas, un promedio de 346 cada día. El delito subió un 25% respecto a 2011. En los nueve primeros meses de 2013 aumentó otro 3,6% respecto al mismo periodo de 2012. Se denunciaron 96.245 robos, una media de 352 diarios. La Policía puso en marcha un plan especial para combatir los asaltos a viviendas que están dando sus frutos. Se han abierto cerca de 400 investigaciones y desde enero de 2014 se han producido 700 detenciones. Según Cosidó, se ha conseguido que este delito haya bajado ya en 2014 un 4% en comparación con 2013.