El MoMA organiza la primera gran exposición del 'sociofotógrafo' Christopher Williams

  • Fascinado por los procesos de producción industrial y los mecanismos de venta, sus obras, que hace un ayudante, parecen de un catálogo comercial.
  • Retrata, como si se tratara de fetiches, calcetines, neumáticos, barras de chocolate, ladrillos, manzanas, cámaras analógicas...
  • 'La línea de producción de la felicidad' es la primera gran retrospectiva de los 35 años en activo del artista estadounidense residente en Alemania.
Una de las fotos-fetiche de Christopher Williams
Una de las fotos-fetiche de Christopher Williams
The Museum of Modern Art, New York. Committee on Photography Fund. Courtesy of the artist; David Zwirner, New York/London; and Galerie Gisela Capitain, Cologne © Christopher Williams
Una de las fotos-fetiche de Christopher Williams

Calcetines, neumáticos, barras de chocolate, ladrillos, manzanas, electrodomésticos, mazorcas... Las fotos de Christopher Williams (Los Ángeles-EE UU, 1956) parecen recortadas de un catálogo publicitario de venta de los que inundan los buzones. Fascinado con los procesos de producción en serie y los mecanismos de mercadotecnia, el artista de las "sociofotografías", como ha llamado algún crítico a sus obras, llega por primera vez en tono retrospectivo a los salones de un gran museo.

The production line of hapiness (La línea de producción de la felicidad) es la gran retrospectiva que valida los 35 años de trabajo de este artista conceptual y raro —ni siquiera hace él mismo las fotos: Williams sólo da directrices, y paga, a un ayudante profesional para que maneje la cámara— que reside desde 2008 en Alemania, donde es profesor en la Kunstakademie de Düsseldorf, hogar natal de la muy en boga, muy lucrativa y muy desapasionada Escuela de Düsseldorf de, entre otros, Andreas Gursky, el fotógrafo más cotizado de la historia.

Presuntamente antiartístico

Aunque Williams tiene poco que ver con el monumentalismo de Gursky, comparte con éste la frialdad con que ambos afrontan la práctica de la fotografía, que entienden como el producto de un estatus comercial y aparentemente antiartístico. La retrospectiva, que organiza y exhibe nada menos que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), da buena cuenta de esta característica, que sólo es una cortina de humo: Williams no sólo pretende hacer arte, sino que con cada obra teoriza sobre la vía que emplea para hacerlo.

La exposición de este artísta "cinefílico", como le define el museo, reúne obras marcadas por las convenciones del fotoperiodismo, otras procedentes de "archivos imaginarios" y bastantes que demuestran la fascinación del estadounidense por las imágenes comerciales, a las que suele añadir largos textos explicativos a cada obra. Cuando muestra un lavaplatos, por ejemplo, nos explica las características técnicas del aparato y sus funciones, dando cuenta, añaden los organizadores, de lo que llaman "contextos sociopolíticos".

'Crítica a la sociedad capitalista'

Altamente interesado en la historia de la fotografía, el cine, la arquitectura y el diseño, la obra de este conceptualista es de deglución complicada aunque la disfrace como una "crítica a la sociedad capitalista en la que las imágenes desarrollan la típica función de agentes del espectáculo". Al centenar de obras fotográficas que exhibe el MoMA hasta el 2 de noviembre se añaden vídeos, cortometrajes e intervenciones arquitectónicas como la escalera que diseñó para un centro artístico de Chicago.

Desde 1993 hasta 2001, Williams trabajó en una sola serie, titulada For Example: Die Welt ist schön (The World Is Beautiful) que describe como un "ensayo sobre la modernidad y la modernización". Incluye desde personas japonesas que se han occidentalizado hasta una playa tropical de Cuba cuidadosamente mantenida para que la usen sólo los turistas extranjeros. Esta especie de "atlas del mundo" prosigue con For Example: Dix-huit leçons sur la société industrielle (Eighteen Lessons on Industrial Society), donde muestra cámaras analógicas, lentes y material de laboratorios de revelado.

Imágenes con 'irritaciones'

Cada objeto que figura en la colección en apariencia inconexa tiene el papel, según el artista de un fetiche, de la producción en masa y la economía planificada según los dicatdos del mercado de consumo. Las fotos de Williams parecen anuncios, pero juegan con la ambivalencia al incluir pequeñas imperfecciones deliberadas —"irritaciones", las llama— que desean formular preguntas al espectador sobre el papel de la fotografía en la "sociedad del espectáculo".

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