La cara de Danza Invisible, Javier Ojeda, se ha embarcado en un nuevo y ambicioso proyecto. Su gusto por la música hecha a la manera «artesanal», como quien cocina a fuego lento, lo ha llevado a cantar en solitario. Pero no está solo. En su viaje lo acompañan más de 20 años de experiencia a la espalda.
Lejos de vatios, luces y efectos impersonales, el vocalista de la banda malagueña busca ahora la intimidad que permite recalar en los pequeños matices.
Tabletón, Los Kinks, Cesárea Evora o Roy Orbison son algunos de los grandes que Ojeda ha hecho personales y suyos, aunque con la humildad respetuosa de quien quiere recordar una canción que está en la memoria musical de todos.
Dicen algunos que está consiguiendo unir a los mejores artistas y ritmos del pop contemporáneo. Son justo esos artistas a quienes es muy poco probable volver a escuchar juntos debido a la mucha diferencia entre sus estilos.
Serán tres
Ojeda enseñará esta parte de su música en el pub La Tortuga, en La Viñuela, concierto en el que estará acompañado por las bandas Tercer Mundo y No Retornable.
* Pub La Tortuga. Frente al hotel de La Viñuela. Mañana, a las 22 h. Precio: 10 euros.
Objetivo: desempolvar esos temas relegados por el olvido.
La voz de Danza Invisible
Danza Invisible se forma en Málaga en 1981, aunque el grupo fue descubierto tras ganar el primer premio de un festival organizado en Jerez. Allí le ofrecieron grabar su primer single. Luego llegarían temas como Reina del caribe o Sabor de amor, que consagrarían a la banda como una de las grandes insignias del pop español.
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