Rafá Zouhier, procesado por servir de presunto enlace entre los terroristas del 11-M y la trama asturiana de explosivos, se está confirmando como el más polémico del juicio del 11-M.

Cada vez que el juicio se adentra en la obtención de explosivos por parte de los terroristas, sale su nombre a relucir. Y desde el pasado día 15 de febrero —fecha en la que comenzó el juicio del 11-M—, Rafá Zouhier está asociado a viveza, a descaro, a indisciplina... y a polémica.

No obstante, lo sucedido ayer en la sesión de tarde del juicio —en la que el juez Gómez Bermúdez expulsó a Zouhier por tercera vez desde el inicio del juicio— era previsible.

La nota de Zouhier

Le tocaba testificar a la ex de Rafá. La joven, atractiva y aparentemente confiada, estaba dispuesta a vengarse de su antigua pareja casi un lustro después de que terminase su relación.

Después de declarar que su ex "era un fantasma" —que se compró un BMW sólo para viajar a Marruecos y que, a su regreso a España, tuvo que venderlo—, que le había ordenado desde la cárcel que no contase nada de él y tras una denuncia por malos tratos, la antigua pareja de Zouhier añadió un dato novedoso a la imagen de fiestero que se tenía hasta ahora del procesado: "Iba a fiestas y bebía alcohol, pero también guardaba el Ramadán y rezaba (...), además odiaba a los judíos y americanos", matizó.

Sin embargo, uno de los momentos más destacados se produjo cuando la joven mostró un dibujo que le hizo Rafá Zouhier. En la hoja de papel —arrancada de un cuaderno de cuadrículas—, Rafá dibujó un pueril rostro de Bin Laden sobre un fondo en el que se aprecia el atentado de las Torres Gemelas y un curioso mensaje de amor: "Ala es un Dios y Mohamed un profeta, y tú eres la chica que más quiero en el planeta". 

Sigue el juicio del 11-M en el especial 20minutos.es