Son adultos y, en teoría, deberían poder gobernar su vida por sí mismos. Pero una enfermedad mental, una discapacidad intelectual o la adicción a las drogas y el alcohol les impide tomar decisiones rutinarias en su día a día. A esta incapacidad se le suma la falta de familiares idóneos que se puedan hacer cargo de ellos. Finalmente, un juez acaba declarándolos incapacitados legalmente y, ante la carencia de tutores próximos, su tutela termina recayendo en la Comunidad de Madrid.
El número de personas que necesitan el amparo de la administración pública se viene incrementando en los últimos años en Madrid. La Agencia Madrileña para la Tutela de Adultos (organismo de la Consejería de Asuntos Sociales) asiste ya a 4.625 mayores de edad con capacidad legal limitada, según datos de abril de este año. De todos ellos, la Comunidad ejerce la tutela completa de 2.274 personas, frente a los 1.311 que custodiaba en 2007 (un 73,4% más en este periodo). En estos casos extremos, la Agencia para la Tutela se hace cargo de la administración de sus bienes personales, de su defensa legal, su representación ante cualquier instancia y de sus cuidados tanto sanitarios como afectivos.
Además de tutelas, la Agencia también proporciona otras formas de amparo que no incluyen todas las atenciones anteriores, como defensas judiciales (a 1.934 personas), tutelas provisionales (36 usuarios), administraciones provisionales (60 personas) y curatelas (321 usuarios). Estos también son modelos de guarda y protección para personas incapacitadas, aunque se dirige a usuarios que tienen mayor grado de autogobierno.
"Uno de los colectivos más vulnerables"
"Nos hacemos cargo de ellos cuando un juez lo dicta, en caso de que no tengan parientes directos o éstos no sean idóneos para cuidarlos por edad, salud o conflictos familiares", aseguran trabajadores sociales encargados de la atención a los tutelados. "Es uno de los colectivos más vulnerables de la sociedad. Tienen incapacidades que les impiden actuar por sí mismos, por lo que la agencia les representa en todo, desde tomarse una medicina hasta realizar compras o acudir a un juzgado", explican.
El crecimiento experimentado en los últimos años está motivado, entre otras razones, "por la detección de más pacientes con patología dual, es decir, personas con un trastorno de conducta previo y en ocasiones no diagnosticado que se agrava por adicciones, como alcoholismo o drogas", apunta Carolina García Durrif, directora de la Agencia. El número de atendidos por el organismo regional también aumenta "debido a que las familias y las asociaciones privadas que hasta ahora se solían hacer cargo de ellos están asumiendo menos casos porque carecen de los medios suficientes", añade García Durrif. Por otro lado, "hay mayor capacidad de absorción de casos y ha crecido la profesionalización para detectar las necesidades" de personas desamparadas.
A sus problemas de salud y de desprotección se le suman las dificultades económicas. Los adultos tutelados suelen ser personas de renta baja: aproximadamente el 60% de ellos tienen ingresos inferiores a 10.000 euros anuales. Por tramos de edad, el colectivo más numeroso es el incluido entre 50 y 59 años (el 17,2% tienen esa edad), seguido de aquellos que tienen entre 40 y 49 (un 15,28%). También hay una bolsa elevada de personas mayores de 80 años, principalmente pacientes de Alzhéimer o con demencia senil.
Piden más agilidad y medios
Pese a su labor, la Agencia no está exenta de polémica. El fiscal superior de Madrid, Manuel Moix, advirtió hace apenas dos semanas de un "retraso" en la presentación de cuentas de la Agencia para la Tutela de Adultos y apuntó a la "posible insuficiencia de medios" como causa. La Agencia reconoce "un atasco al incrementarse el número de tutelados, aunque se está solucionando con un proceso de informatización de expedientes y más personal", según su directora. Por su parte, UPyD ha denunciado en la Asamblea de Madrid casos en los que la Agencia "no rinde cuentas" y quejas de tutelados. Sin embargo, desde la Agencia relativizan esas reclamaciones: "Solo hay una veintena de quejas al año, todas por asuntos leves, y terminan archivadas", defiende la Agencia.
José Ángel, tutelado, 45 años: "Perdí a mi familia por mi enfermedad mental"
"Mi mujer se divorció y perdí a mi familia. Llevo 10 años sin ver a mis hijos", cuenta. Un juez declaró la incapacidad de José Ángel y otorgó su tutela a la Comunidad. En estos años su capacidad de autogobierno ha mejorado notablemente: "Desde que estoy aquí veo que puedo hacer más cosas por mí mismo. Me prestan apoyo, mi trabajadora social está todo el día encima de mí. Ahora mis cuidadores están planteando que pueda ir viendo a mis hijos progresivamente. Esa es mi esperanza".
Eduardo, 39 años: "Estoy aprendiendo a manejar mi propia vida"
Ahora su historia está cambiando: "Estoy aprendiendo a manejar mi vida y no necesito la tutela total. Tengo un trabajo en un comedor social, pinto cuadros e incluso se muestran en exposiciones [Bienal de Arte Contemporáneo de la Fundación ONCE, en Centro Centro, Palacio de Cibeles]. Voy mejorando aunque este es un proceso lento y me llevará tiempo", asume.
Isaac, 39 años: "Me tutelaron para que no quedara tirado en la calle"
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