Para prevenir accidentes como el del pasado año, en el que una mujer falleció tras
caerle una rama en la cabeza, se podarán los árboles y se clausurará la fiesta si el viento sopla a más de 70 km/h. «No habrá problemas porque es una vaguada protegida del viento y hay pocos árboles», explica Miguel Ángel Mallén, presidente de la FABZ.
Las dimensiones del nuevo espacio, situado en La Jota y bastante más pequeño que el del Tío Jorge, obligan a utilizar todo el parque para la fiesta (55.000 m2), por lo que se vallará para evitar salidas imprudentes a la calzada.
Además, no tendrán cabida las actividades feriales y el comercio ambulante de otros años y, como siempre, sólo se podrán usar hornillos y aros de gas en lugar de prender hogueras.
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