Tras la tragedia del Madrid Arena,  la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ordenó desterrar para siempre las macrofiestas de las instalaciones públicas y prometió "máxima transparencia" en todo lo que afectase al caso. Un año después, sin embargo, la realidad es que el Ayuntamiento sigue ocultando información, que Botella apenas ha reconocido ningún error y que sigue defendiendo que su escapada a un spa de lujo en medio de la peor crisis social y política sufrida por la ciudad en décadas fue una buena idea.

Hoy, la situación de la primera edil es más que delicada. La capacidad de inversión se ha agotado y los servicios municipales no dejan de reducirse al mismo tiempo que se encarecen. Sus detractores no están solo en la oposición, que ha exigido reiteradamente que dimita por su incapacidad para gestionar la situación. En su propia casa, sus compañeros del Partido Popular ven más que complicado que Botella sea la candidata del PP a las elecciones municipales de 2015.

Pedir perdón (a medias) > Tardó un mes y medio. Su frase fue: "Pido disculpas a los madrileños porque nunca Madrid Espacios y Congresos debía haber confiado en Diviertt [empresa promotora propiedad de Flores]". En cambio, negó los errores que la investigación judicial ha destapado tanto en la administración del Madrid Arena (que, aún hoy, funciona sin licencia) como en el dispositivo de seguridad.

Rescindir el contrato con Flores > Madridec alquilaba el Madrid Arena de forma preferente al empresario para sus macrofiestas. La alcaldesa canceló el acuerdo de forma inmediata al tener conocimiento del mismo.

Botella fulminó a los responsables de Madridec, pero mantiene a varios imputadosDecapitar Madridec > Veinte días después de los hechos, fulminó al consejero delegado, José Ángel Rivero, y al director gerente, Jorge Rodrigo. Tras una reforma del equipo municipal, la empresa pública salió del organigrama del área de Economía y se incrustó en el de Las Artes. También fueron destituidos los responsables de Operaciones (María Cabeza Quirós), Nuevas Tecnologías (Víctor Iriberri), del departamento jurídico (Paula Cisneros), e Infraestructuras (Elena Rodríguez).

Disolver la empresa > El PP aprobó la liquidación de Madrid Espacios y Congresos el 30 de julio de 2013. La empresa pública que Alberto Ruiz-Gallardón utilizó como banco para levantar sus megaproyectos de infraestructuras (la Caja Mágica, el Centro de Convenciones, el propio Madrid Arena) cerró con 400 millones de euros de deuda. La intención es privatizar cuanto antes la gestión de los espacios municipales.

Prescindir de tres concejales (a regañadientes) > Pedro Calvo dirigía el área de Economía, del que dependía Madridec, en el momento de la tragedia. Botella le obligó a dimitir ante la previsión de que fuese imputado, pero le permitió seguir en el grupo municipal, donde continúa. Menos le costó forzar la marcha de Miguel Ángel Villanueva, su vicealcalde, cuando se confirmó que era amigo personal de Miguel Ángel Flores. Antonio de Guindos, responsable de Seguridad y de la Policía, dimitió al ser imputado, como había prometido. Botella se había negado a destituirle. Era, en sus propias palabras, la persona "más importante" para ella de todo su gabinete. En total, el 'caso Arena' le ha costado tres remodelaciones de Gobierno.

Prohibir las macrofiestas > La alcaldesa tomó la decisión el mismo día de la tragedia. Una semana después, cerró el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo y el Palacio de Congresos del Campo de las Naciones por problemas de seguridad. Arreglar las deficiencias —que el Ayuntamiento se negó a detallar— costó casi un millón de euros. También aseguró que las empresas municipales no volverían a tener relaciones comerciales con empresas que no estuviesen al corriente de pago con la Seguridad Social, como era el caso de Diviertt.

Reformar el Madrid Arena > El Ayuntamiento reabrió el multiusos el 24 de abril de 2013 —175 días después de la tragedia— sin arreglar los problemas estructurales señalados por un informe municipal de 2010 y sin licencia de obra ni de funcionamiento. Sí invirtió 62.000 euros en solucionar incidencias relativas a la —nunca ha aclarado cuáles— y 43.947 en reparaciones de los desperfectos ocasionados durante la fiesta de Halloween.

Actuar con transparencia > Botella se ha negado reiteradamente a contestar preguntas sobre lo sucedido, especialmente durante los 15 días posteriores a las muertes. Tampoco quiso valorar la oportunidad de su viaje a Portugal. El Consistorio no ha entregado parte de los documentos que prometió hacer públicos relativos a su relación con la empresa de Miguel Ángel Flores. El PP vetó más de medio centenar de comparecencias solicitadas por la oposición en la comisión de investigación, que cerró en falso, y se negó a entregar el mismo número de documentos.

Prescindir de los imputados > Tras la marcha de Antonio de Guindos, Botella se negó a destituir a Fátima Núñez, excoordinadora General de Seguridad y Emergencias, y Emilio Monteagudo, jefe de la Policía Local. Tampoco echó al aún subdirector de Seguridad de Madridec, Rafael Pastor; al coordinador de Seguridad, José Rodríguez Caamaño; y al jefe de Operaciones y Proyectos, Francisco del Amo. Carlos Viñals Larruga, que hizo de auxiliar de su padre, Simón Viñals —exconcejal del PP— en el servicio médico que Flores contrató en el Madrid Arena, mantiene su puesto de funcionario en la Dirección General de Seguridad del Ayuntamiento. Todos ellos están encausados.

A pesar de insistir en que no hubo ningún problema de coordinación, Botella terminó remodelando por completo la cúpula del departamento de Emergencias y creó un nuevo mando único para la gestión de este tipo de incidentes.

Sancionar a Flores > Solo uno de los tres expedientes abiertos al organizador de la fiesta tienen que ver con el Madrid Arena. La multa por superar el aforo, permitir la entrada de menores, venderles alcohol y permitir el consumo de drogas va de los 30.051 a los 601.012 euros. El Ayuntamiento alega que espera a la evolución del proceso judicial, pero el proceso puede dilatarse hasta tres años.

"Di la cara y los ojos cuando el kilo de político está muy barato", se defendió Ana Botella durante una entrevista radiofónica cinco meses después de la crisis del Arena. En la misma intervención, calificó de "espectáculo" el tratamiento que se dio a la tragedia. Tiempo atrás, cuando se descubrió que se había marchado de puente el mismo día de la muerte de tres de las adolescentes, alegó que había estado con las víctimas "en todo momento". Los familiares de las fallecidas, la oposición e, incluso, sus compañeros de partido no lo ven igual.

"No te puedes ir de vacaciones con tres niñas muertas y dos en estado crítico. Yo no lo hubiera permitido", afirma en un veterano del PP municipal. Otro compañero califica la escapada de fin de semana de Botella como "catastrófico error". ¿Es el peor fallo que podía haber cometido? "Sin duda", contestan ambos.

"Madrid sigue de luto. Aquella fatídica fecha puso en evidencia irresponsabilidad, descoordinación, desconcierto, amiguismo, contradicciones y mentiras", según el portavoz municipal del PSOE, Jaime Lissavetzky. Para Ángel Pérez, portavoz de IU, el Madrid Arena fue "una gota más, ahora trágica, de la evidencia de un modelo de Gobierno caracterizado por la desmotivación y la falta de liderazgo". La primera edil, a su juicio, quedó "desautorizada políticamente ante la ciudadanía". Según David Ortega, portavoz de UPyD en el Consistorio, Botella "trató de ocultar la verdad a los madrileños, mintió al pleno y fracasó". "Nada se hizo bien. La fiesta jamás se debió celebrar en el Madrid Arena y, mucho menos, en esas condiciones", concluye.

Isabel de la Fuente, madre de Cristina Arce, cree que el Ayuntamiento y el organizador solo se preocupaban por el dinero: "Llenarse los bolsillos era lo único que les importaba. Lo hicieron todo para que alguien muriera allí".

A pesar de que la oposición reclamó su dimisión inmediata, Botella ha reiterado en distintas ocasiones que "nunca" se lo ha planteado. Tampoco ha pensado, asegura, si será la candidata del PP en las municipales de 2018. La decisión en realidad, depende de la dirección nacional del PP, donde su figura es más que cuestionada.

"Muchos madrileños no la ven como alcaldesa electa, sino como la mujer de José María Aznar. Eso es inevitable. Si le añades el fracaso de la candidatura olímpica y el spa de lujo en Portugal durante el Madrid Arena, el cóctel es como para pensárselo dos veces. Sinceramente, creo que no será candidata. Y no lo pienso solo yo", afirma diputado regional del PP.