El régimen iraní ha instalado unas 1.000 nuevas centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio que prevé poner a prueba próximamente, según ha anunciado la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) en su último informe trimestral.

En su documento, el primero hecho público desde que asumió el cargo el nuevo presidente iraní, Hasan Rohani, la AIEA ha advertido de que la República Islámica está fabricando las infraestructuras de combustible para un reactor que los países occidentales creen que podría servir para fabricar una bomba nuclear, una acusación que el régimen de los ayatolás niega.

El informe trimestral pone de manifiesto que se ha registrado un ligero crecimiento de los arsenales nucleares de Irán, que se mantienen por debajo de la 'línea roja' marcada por Israel bajo amenaza de ataque, lo que podría ser consecuencia de las últimas negociaciones multilaterales en las que ha participado el régimen iraní.

En su escrito, la AIEA señala que la República Islámica continúa impulsando su polémico programa nuclear en un periodo en el que la comunidad internacional está esperando que el nuevo presidente haga gestos para disminuir las tensiones.

Delegados acreditados en la AIEA han indicado que el informe se centra en hechos que han sucedido en su mayoría antes de que el presidente Rohani tomara posesión de su cargo el pasado 3 de agosto, en sustitución de Mahmud Ahmadineyad, un conservador del ala más dura del régimen.

El régimen de los ayatolás mantiene que su programa nuclear tiene como objetivo la producción de energía eléctrica y usos médicos y rechaza las acusaciones de países occidentales, que aseguran que busca fabricar armas atómicas.