Tres testigos dicen que Bretón se llevó varias garrafas de gasolina antes de desaparecer sus hijos

Fotografía de Jose Bretón tomada desde el monitor de televisión instalado en la sala de prensa de los juzgados de Córdoba.
Fotografía de Jose Bretón tomada desde el monitor de televisión instalado en la sala de prensa de los juzgados de Córdoba.
EFE/Salas
Fotografía de Jose Bretón tomada desde el monitor de televisión instalado en la sala de prensa de los juzgados de Córdoba.

Los tres trabajadores de la gasolinera de Huelva por la que pasó José Bretón días antes del 8 de octubre de 2011, día en el que supuestamente asesinó a sus hijos, han certificado en la cuarta sesión del juicio que el acusado visitó las instalaciones en numerosas ocasiones, se llevó distintas garrafas llenas de gasoil y las metió en el maletero de su coche. Las cantidades superaban los 250 litros.

La sesión de este jueves se ha prolongado cerca de las tres horas. Durante ese tiempo, Bretón, quien el martes dijo en su declaración que en un principio llevaba las garrafas llenas, si bien minutos después dijo que las llevaba vacías, ha permanecido con gesto serio, precisando apuntes a su abogado y mirando a los testigos que entraban en la sala, entre los que se encontraba la directora de la guardería de los niños.

Uno de los empleados ha declarado —por videoconferencia— que se ofreció a Bretón para el suministro de gasolina en la cooperativa, porque era más barata y Bretón "estaba en paro"; lo consideraba como "un favor excepcional". Además, ha contado que en su presencia no se llevó garrafas, sino que se enteró después de que se las había llevado, motivo por el que asegura que se sintió "utilizado".

Otro de los dos empleados, que también ha prestado declaración por videoconferencia, ha relatado qué ocurrió el día en el que se llevó dos garrafas y cómo las metió en el maletero; la tercera trabajadora, por su parte, ha asegurado que se llevó grandes cantidades y visitó la gasolinera hasta "un mínimo de seis veces" en distintas semanas antes de los hechos.

La empresa entregó cuatro facturas a la Policía de las otras tantas veces que repostó desde el 15 de septiembre. Así, el 19 de ese mes compró 29 litros; cuatro días más tarde, 70; el 3 de octubre, 76, y el 7 de ese mismo mes, 75, si bien este último día no ha podido concretarse si lo llevó además en garrafas.

"Meticuloso y protector"

Por otra parte, un amigo de Bretón en Huelva ha manifestado que el acusado era "un poco estricto" con los niños y "siempre" estaba pendiente de ellos y sobre la relación con Ruth asevera que "discutían" como pareja normal y le gritó en algunas ocasiones. Además, ha relatado "las manías" del acusado, como que "le hacía quitarse los zapatos dentro de la casa" cuando lo visitaba y que Bretón "no se sentaba en cualquier lado", y sí era así, "ponía un trapo" antes.

Igualmente, ha declarado que le "extrañó un poco" que se le perdieran los niños, porque "donde iban los niños siempre estaba pendiente", a lo que añade que "nunca" vio que se le alejaran 15 o 20 metros cuando estaba con ellos.

También ha declarado una amiga de la guardería, que ha explicado que cuando Bretón le habló sobre su separación hubo momentos en los que estaba "acelerado" y "exaltado", al tiempo que insultaba a su exmujer, llegando a referirse a ella como "la hija de puta esa". Según su relato, "justificaba la violencia contra las mujeres en determinados momentos" y se refería a la familia de Ruth como que "tenía problemas" y que "no era el entorno más idóneo para cuidar a sus hijos".

Mientras, la directora de la guardería de Huelva en la que estuvieron los niños, tras relatar que Bretón era "excesivamente meticuloso" y "protector" con su hijo José, ha respondido a las preguntas de la defensa entre lágrimas y se ha puesto nerviosa en el momento que ha girado la cabeza hacia Bretón, para posteriormente continuar con sus palabras sin mirar al abogado defensor.

Una posible coartada

Tras un receso, la sesión ha continuado con distintos testimonios, entre ellos una amiga de Bretón con la que mantuvo varios encuentros hace 15 años, aunque sin llegar a tener una relación. Ha declarado que el día antes y posteriores a los hechos tuvo conversaciones telefónicas con Bretón, pero nunca llegaron a verse.

Al respecto, piensa que la llamada que le hizo el 7 de octubre con la excusa de pedirle un número de un antiguo amigo, y en la que le preguntó si estaba casada y si quería quedar con él, era una coartada. "No le encuentro otra explicación", ha afirmado. El 17 de octubre, ha relatado la testigo, iban a quedar, pero por la noche Bretón la llamó para decirle que "no podía", que "estaba colaborando en un caso con la Policía".

Entonces, ella ató "cabos" y le preguntó "si su apellido era Bretón"; él le dijo: "ya hablaremos". Momentos después fue detenido. A preguntas de la defensa la testigo ha señalado que lo de la coartada es "una suposición".

Por otra parte, un amigo de Bretón con el que estuvo en el Ejército y al que llamó Ruth tras la desaparición de los niños ha declarado que la tarde del 8 de octubre se acercó a casa de los padres de Bretón y que la madre estaba "llorando" y el padre, entre lágrimas, aseguraba que sus nietos "estaban en el cielo".

Después fue a la finca, donde se encontró con Bretón, su hermano y su cuñado y con los agentes policiales. Observó, ha relatado, cómo ni Bretón ni su hermano estaban nerviosos. Sobre las visitas que realizó a Bretón en la cárcel, ha explicado que el acusado "no consideraba que tenía que estar en la prisión", aunque "no preguntaba nada de Ruth" y solo si sabía "algo" de los niños. "Llegué hasta creer que hubiera puesto la mano en el fuego por él", ha dicho el testigo.

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