'Japonismo', cómo el delicado arte nipón enamoró a Europa

  • El CaixaForum de Barcelona ahonda en la influencia nipona en el inicio de nuevos movimientos estéticos europeos.
  • 'Japonismo. La fascinación por el arte japonés' reúne más de 300 obras de autores como Manet, Picasso, Fortuny, Toulouse-Lautrec, Dalí, Miró, Tissot, Rusiñol...
  • La exótica sencillez de Japón fue decisiva en el desarrollo del esteticismo, el modernismo y el impresionismo.
'Juegos Orientales' obra del pintor sevillano José Villegas realizada en torno a 1880
'Juegos Orientales' obra del pintor sevillano José Villegas realizada en torno a 1880
José Villegas - © Colección Fundación Cajasol
'Juegos Orientales' obra del pintor sevillano José Villegas realizada en torno a 1880

Las simetrías, la elegancia sobria de las líneas rectas, la sutileza de los motivos naturales integrados en materiales refinados como la seda... El arte japonés llegó de manera masiva a Europa en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el impresionismo, el modernismo y el esteticismo inglés gestaban un delicado minimalismo que se imponía con ímpetu al estilo barroco y pomposo que había imperado hasta entonces.

El CaixaForum de Barcelona se acerca al momento en que los creadores europeos se enamoraron del país del sol naciente con Japonismo. La fascinación por el arte japonés, en cartel hasta el 15 de septiembre, una de las exposiciones organizadas para festejar el Año Dual España-Japón, que se celebrará a lo largo de 2013 y de 2014 y conmemora los 400 años de relaciones diplomáticas entre los dos países.

La muestra comienza repasando los primeros intercambios culturales y comerciales, entre 1549 y 1624. La brecha entre ambas civilizaciones se tradujo en una curiosidad por descubrir un mundo diferente, tan alejado de la realidad conocida, pero pronto surgieron factores que enturbiaron la fascinación: Japón inició una persecución contra los cristianos porque temía que España utilizara la evangelización para arrebatar la soberanía a los nipones. En 1624 prohibieron la llegada de barcos españoles y Holanda quedó como un lejano nexo hasta el siglo XIX, cuando el país asiático inició su apertura al mundo tras siglos de casi total aislamiento.

Sofisticación y complejidad artesanal

Las más de 300 piezas de la exposición —entre pintura, grabados, ilustración, artes decorativas, literatura y cine— son el testimonio de un descubrimiento que entusiasmó entre el siglo XIX y el XX a artistas como Manet, Picasso, Toulouse-Lautrec, Mariano Fortuny, Santiago Rusiñol, Miró, Dalí, James Tissot, Isidro Nonell, Alfred Stevens...

La lejana cultura estaba envuelta en misterio y exotismo, era sinónimo de sofisticación y complejidad artesanal frente a la masificación que había provocado la Revolución Industrial. Los quimonos, los biombos y las piezas de cerámica eran una manifestación de buen gusto en los ambientes burgueses franceses y después españoles.

Algunas de las mejores colecciones de arte nipón en España también se formaron a finales del siglo XIX, como es el caso de la del arquitecto modernista catalán Josep Mansana (que llegó a componerse de 3.200 piezas) o la de Richard Lindau, nombrado cónsul de Alemania en Barcelona en 1876 y previamente (de 1866 a 1868) diplomático en Japón. El conjunto de obras exhibidas en Japonismo. La fascinación por el arte japonés perfila el fenómeno como algo más que una influencia: una importante aportación para el inicio de nuevos caminos estéticos.

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