La recaudación por sanciones de tráfico es una de las  cifras más importantes del presupuesto municipal en el capítulo de ingresos, superior incluso a la del impuesto sobre el valor añadido (11.541.640 euros). En los últimos cuatro años ha experimentado un apreciable incremento.

Las previsiones por otro tipo de sanciones son mucho más moderadas y se mantienen en los niveles del año pasado. Éste es el caso de las multas por infracción de ordenanzas, que repiten con una partida de 800.000 euros, o las infracciones urbanísticas, por las que se consigna una entrada de 1.100.000 euros, casi diez veces menos que por las relacionadas con la circulación.

Retrasos e intereses

El cobro de los retrasos en el pago de estas sanciones está también incluido en una partida de recargos y apremios (2.100.000 euros) y en otra de intereses (2.200.000 euros). Aun así, cada año prescriben alrededor de 2.000 sanciones por incumplimiento de plazos.

Los representantes sindicales de la Policía Local han acogido estas cifras con mucha precaución. «Me parece demasiado y puede que no se ajuste a la realidad», afirma Tomás García, de Cipol, para quien esto puede traducirse en «más presión para los agentes».

Por su parte, Luis Gómez, de OSTA, advierte de que la función de los policías es «hacer cumplir las normas» y no elaborar los presupuestos. Además, achaca el incremento de las multas a las llamadas de denuncia de vecinos afectados. «Es un círculo, cada vez estamos más presionados por todo y exigimos también más a los demás», comenta.

Más dinero de los vehículos

Aunque el tráfico es uno de los mayores quebraderos de cabeza del Gobierno municipal, también supone una de sus mejores fuentes de ingresos. Además de las multas de tráfico, el impuesto sobre vehículos de tracción mecánica (impuesto de circulación) supondrá un total de 29.200.000 euros el año que viene. Esta cifra supone un incremento de 1.600.000 euros, atribuible al aumento del parque automovilístico de la ciudad, que ronda ya los 300.000 vehículos.