Andrea Gjestvang documenta en fotos la difícil rehabilitación de los supervivientes de Utøya

  • La fotógrafa noruega convivió durante seis meses con algunos de los 517 jóvenes que se salvaron del ataque del supremacista Anders Behring Breivik.
  • La reportera constata que mientras algunos han superado el trauma, otros se han aislado en sí mismos, tienen pesadillas constantes y han envejecido.
  • El trabajo 'Un día en la Historia' acaba de ganar el premio L'Iris D'Or de fotografía.
Alexander Sandberg, de 16 años, se escondió bajo un sofá hasta que Anders Behring Breivik fue arrestado por la Policía
Alexander Sandberg, de 16 años, se escondió bajo un sofá hasta que Anders Behring Breivik fue arrestado por la Policía
© Andrea Gjestvang
Alexander Sandberg, de 16 años, se escondió bajo un sofá hasta que Anders Behring Breivik fue arrestado por la Policía

Durante el ataque indiscriminado contra los jóvenes noruegos que participaban, el 22 de julio de 2011, en un campamento en la isla de Utøya, el supremacista Anders Behring Breivik se llevó por delante la vida de a 69 personas. La fotógrafa Andrea Gjestvang se ha interesado por la difícil rehabilitación de los 517 chicos y chicas que sobrevivieron a la matanza.

Nacida en 1981 y establecida en Oslo, ciudad que también fue atacada con una bomba colocada por el mismo autor en los mayores atentados de la historia del país nórdico (77 muertos en total), la fotógrafa sintió que los atentados eran contra ella misma —una sensación que compartieron la mayoría de los noruegos aquel día— y quiso indagar en la existencia tras la tragedia de algunos de los que lograron salir con vida de la isla. Durante medio año se empeñó en retratar a los que lograron salvarse, aunque algunos de ellos habían resultado gravemente heridos por las balas de gran calibre disparadas por el atacante.

"Vivirán con las cicatrices"

"Más de la mitad de los supervivientes eran niños y jóvenes de menos de 18 años. Ahora han regresado a sus vidas: van a clase, salen con amigos y se enamoran. Se acuestan cada noche y se reflejan en el espejo cada mañana. Pero algo ha cambiado. Estos jóvenes supervivientes vivirán con las cicatrices, las visibles y las mentales, muchas de las cuales nunca curarán del todo", dice Gjestvang en la descripción del proyecto One Day in History (Un día en la historia), una colección de retratos donde es palpable la dificultad para alcanzar la rehabilitación plena tras el trauma.

La calidez formal de las fotos de la serie —retratos de tonos cálidos y profundo respeto—  no evita mostrar la durísima senda que deben transitar las víctimas, visible en las miradas donde aún campa la incomprensión y en las secuelas físicas que algunos de los supervivientes exponen a la cámara con elevada dignidad.

Cecilie Herlovsen, de 17 años, muestra el muñón en que se ha convertido su brazo derecho, segado por una bala a la altura del codo; Ylva Schwenk, de 15, deja ver la piel aún sin cauterizar del cuello... Otros, como Alexander Sandberg, de 16, tienen el alma todavía rota, como es posible adivinar por el vacío tras los ojos.

"Una circunspección que no es de jóvenes"

Mientras algunos de los chicos y chicas que salieron con vida de Utøya han superado el dolor, o están en camino de superarlo, otros siguen marcados por las vivencias. "Tienen constantes pesadillas, perdieron [en el ataque] amigos, hermanos, novias, novios. Algunos están profundamente tristes, tienen una circunspección que no corresponde a una persona joven", explica la fotógrafa en unas declaraciones a The Guardian en las que precisa que la sensación común que sintió entre las víctimas es que todas "han envejecido" demasiado violentamente.

One Day in History, que está publicado en libro por la editorial Pax, acaba de obtener el premio L'Iris D'Or de fotografía de los Sony World Photography Awards, dotado con 25.000 dólares (unos 19.000 euros). El jurado, que otorgó el galardón a Gjestvang por unanimidad, hizo pública una declaración en la que proclama que la serie de fotos es una "voz tranquila, reflexiva y, en última instancia, de gran alcance para los niños y los sobrevivientes de la masacre en Noruega. Todos estamos conmovidos por la dignidad y la belleza de estas imágenes".

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