Caballero Bonald: "Hay que defenderse con la palabra de quienes pretenden quitárnosla"

  • El escritor ha recibido este martes, de la mano de los Príncipes de Asturias, el Premio Cervantes, el más importante de la literatura en español.
  • Durante su discurso ha reivindicado la "potencia consoladora" de la poesía en un mundo "asediado de menosprecios a los derechos humanos". 
  • Los reyes no han acudido al acto, por la salud de don Juan Carlos.
El escritor José Manuel Caballero Bonald durante su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes.
El escritor José Manuel Caballero Bonald durante su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes.
EFE/Chema Moya
El escritor José Manuel Caballero Bonald durante su discurso de agradecimiento del Premio Cervantes.

El escritor jerezano José Manuel Caballero Bonald ha recibido este martes, de la mano de los Príncipes de Asturias, el Premio Cervantes, el más importante de la literatura en español.

Vestido con un elegante chaqué, el galardonado afirmó minutos antes que no estaba nervioso pero sí algo aturdido por los actos y los halagos que está recibiendo estos días "supongo —apuntó— que algunos de ellos verdaderos". Después, en su discurso de agradecimiento reivindicó "la potencia consoladora" de la poesía, tan necesaria en un mundo como el actual, "asediado de tribulaciones y menosprecios a los derechos humanos".

"La poesía puede corregir las erratas de la historia", afirmaba Caballero Bonald antes de asegurar que, como decía Pavese, la poesía "es una forma de defensa contra las ofensas de la vida". "Siempre hay que defenderse con la palabra de quienes pretenden quitárnosla. Siempre hay que esgrimir esa palabra contra los desahucios de la razón", añadía el gran escritor gaditano.

Su discurso, que leyó con voz firme, pausada, y con ese lejano deje andaluz que todavía le queda, estuvo dedicado en buena medida a Cervantes, a su infravalorada poesía, a su concepción de la libertad y a esos años enigmáticos y "zonas de penumbra" que hay en su vida, "esas huidas imprevistas, zozobras, cautiverios", que vienen a ser como "la síntesis biográfica de un perdedor".

Pero, por muchos fracasos y decepciones que sufriera, Cervantes "nunca renunció a ir macerando en la memoria su más universal empeño creador: el que hizo de la libertad un fecundo condimento literario". Basta con ojear "el esplendor polifónico" del Quijote para entender que "todo lo que tuvo de infortunada la vida de Cervantes acabó encontrando una justiciera contrapartida en esa manifestación suprema de la propia libertad que es la palabra".

En esos años en los que un Cervantes "solitario y meditabundo" estuvo alejado de las letras; cuando navegaba "sin brújula entre los boatos de la Italia renacentista o los intramuros argelinos del cautiverio", por la corte de Felipe II o "la babilónica Sevilla de finales del XVI y principios del XVII", iría "trasegando de la vida a la memoria algunos de los hechos y personajes" que luego figurarían en sus obras.

"Amigos queridos y autores predilectos"

"Más que la imagen del vencido por la vida, lo que ese Cervantes acaba sugiriendo es la del vencedor literario de todas las batallas por la libertad", señaló Caballero Bonald, quien al principio de su discurso recordó a otros escritores que ya han recibido "el premio mayor de nuestras letras", como Antonio Gamoneda, José Emilio Pacheco, Juan Marsé, Ana María Matute o Juan Gelman, "amigos queridos y autores predilectos".

Superviviente, junto con Francisco Brines, de la llamada Generación de los cincuenta, Caballero Bonald también mencionó a otros "compañeros fraternales" -José Ángel Valente, Carlos Barral, Ángel González, Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo- "a quienes la muerte cercenó la posibilidad" de recibir el Cervantes.

El autor de Manual de infractores o de Entreguerras lleva "dos tercios de siglos" como escritor y dice con humor que quizá sí merezca "un premio a la constancia". Y aunque ya apenas puede evocar su "noviciado literario", es consciente de que su "biografía literaria depende tanto de los libros" que ha escrito como de los que ha leído.

"Es posible que encontrara en aquellas lecturas algo parecido a una contrapartida, una compensación frente a la falta de asideros o los desconciertos de la edad", señalaba Caballero Bonald antes de decir que "los enemigos históricos de la libertad han recurrido desde siempre a una suprema barbarie: la hoguera".

"O quemaban herejes o quemaban libros. En las ficciones futuristas de un mundo amorfo, despersonalizado, regido por computadoras, la quema de libros representa algo más que un mandamiento atroz: es una metáfora de la esclavitud", afirmaba el premiado, quien cree que sus primeras lecturas le pudieron servir para "indemnizarse" de lo que le "negaba aquel tiempo desdichado" de la inmediata posguerra, "cuando se cimentaba el infortunio histórico del franquismo".

"Un mundo fascinante"

Una de esas lecturas tempranas se la debe a un profesor suyo de literatura, que le facilitó una "especie de florilegio hecho por él de las más llamativas aventuras de don Quijote". Cuando las leyó fue "una conmoción insospechada". Descubrió "un mundo fascinante".

Cervantes fue siempre "un hombre de mala ventura y un poeta por lo común desdeñado", aunque "más de una vez se ha dicho que quien escribió el 'Quijote' no podía ser sino un gran poeta", algo con lo que Caballero Bonald está de acuerdo.

"En el 'Quijote', en los aparejos de su espléndida prosa, se decantan los alimentos primordiales de la poesía (...), esas palabras que van más allá de sus propios límites expresivos y abren o entornan los pasadizos que conducen a la iluminación, a esas 'profundas cavernas del sentido' a que se refería san Juan de la Cruz".

Pero, a pesar del amor que Cervantes tenía por la poesía, esa faceta suya quedó oscurecida "ante la poderosa luminaria del 'Quijote'", señaló el premiado. Y en el "recuento de emociones" que fue su discurso, Caballero Bonald mencionó sus "débitos personales" con la poesía, que "también tiene algo de indemnización supletoria de una pérdida".

"Capacidad paliativa de la poesía"

"En mi poesía está implícito todo lo que pienso, y hasta lo que todavía no pienso, que ya es meritorio", afirmaba el escritor, que, "honestamente", cree en "la capacidad paliativa de la poesía, en su potencia consoladora frente a los trastornos y desánimos que pueda depararnos la historia". El arte en general, y la poesía en particular, pueden "contribuir a la rehabilitación de un edificio social menoscabado".

"Tal vez se logre así que el pensamiento crítico prevalezca sobre todo lo que tiende a neutralizarlo. Tal vez una sociedad decepcionada, perpleja, zaherida por una renuente crisis de valores, tienda así a convertirse en una sociedad ennoblecida por su propio esfuerzo regenerador", concluyó el escritor antes de recibir el prolongado aplauso de los asistentes

Acompañado de su mujer, Pepa Ramis, por tres de sus hijos y varios nietos, José Manuel Caballero Bonald presenció la llegada de los invitados que participan en esta jornada solemne del día más importante de las letras españolas, entre los que figuran el Premio Cervantes Antonio Gamoneda, los escritores Félix Grande y Eduardo Mendicutti y el cantante Miguel Ríos.

También estaban en el Paraninfo el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha; el director de la Real Academia de la Lengua, José Manuel Blecua, el poeta Benjamín Prado, el editor Chus Visor y el exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, todos ellos amigos y compañeros del galardonado.

El Príncipe alaba su "valentía"

Por su parte, el Príncipe de Asturias ensalzó durante su intervención la "palabra libre" del poeta y alabó su "integridad extrema" y su "lucidez y valentía", considerándole un "referente del rigor literario".

Acompañado de doña Letizia y en presencia del jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, don Felipe definió a Caballero Bonald como "un navegante solitario, resistente a las modas y las actitudes gregarias, frente a las cuales ha mantenido un constante desafío de infractor".

"Solo una palabra libre puede sacudir letargos y remover conciencias", subrayó en un discurso no solo dedicado a la poderosa vertiente literaria del galardonado, sino también a su compromiso vital porque, dijo, "la inquietud, a veces interpretada como disconformidad, ha sido un elemento clave en su trayectoria vital y literaria".

El autor gaditano, prosiguió el Príncipe, "reclama lectores decididos a salir de sí mismos y a compartir la aventura de buscar con esa palabra nuevos espacios de vida individual y social".

"Nos encontramos ante un escritor de referencia por su imponente personalidad literaria, por su contribución a la alianza cultural que perpetúa la hermandad entre España y todos los países hispánicos, y por enriquecer de forma notable y durante más de medio siglo el patrimonio literario de nuestra lengua", explicó.

Además, en su condición de andaluz de Jerez de la Frontera, pero con ascendencia caribeña y española, el autor es según el Príncipe "hijo del mestizaje de europeos y americanos", fusión que también se celebra el máximo galardón de las letras hispánicas. Y lo ha considerado un referente, tanto para Andalucía como para toda Iberoamérica.

"Está usted mejor que yo"

Durante el almuerzo celebrado este lunes en el Palacio de la Zarzuela en honor del Premio Cervantes, el Príncipe ha destacado que "resulta difícil no llamarle por el apelativo con que Jaime Gil de Biedma lo consagró en un poema generacional, Pepe (Caballero)".

"Caballero de Argónida, ese territorio para él sagrado porque le resulta vital y estéticamente fecundo y donde han nacido muchos de sus escritos. Allí está firmado el último de sus libros, 'Oficio de lector, un canon particular para el que ha escogido como epígrafe de amparo la afirmación de Joseph Conrad de que "el autor solo escribe la mitad del libro y de la otra mitad debe ocuparse el lector", ha añadido don Felipe.

En la misma línea, ha señalado que "no es casual" que Caballero Bonald abra su ejercicio de lectura con dos estudios sobre Cervantes que, justamente, "explican el porqué de la peculiaridad del retorno cervantino al que acabo de aludir".

"Es el extraordinario aliento poético que anima las escrituras cervantinas lo que genera su inextinguible fecundidad de sentido y de sentimiento. Siempre hay más de lo que el lector busca en su aproximación al Quijote", ha indicado el Príncipe.

Si bien los reyes no acudirán a Alcalá a la entrega del premio, debido al estado de salud del rey don Juan Carlos, éstos han recibido a Caballero Bonald y a su esposa este lunes en la Zarzuela, donde el monarca ha saludado de pie y sin muletas al premiado, a quien le ha trasladado que "pronto" estará "dando guerra". "Está usted mejor que yo", ha bromeado don Juan Carlos.

Poeta de la generación del 50

Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, Cádiz. 1926) es licenciado en Filosofía y Letras, poeta, novelista y ensayista. Durante diez años ejerció la docencia en la Universidad Nacional de Colombia, donde impartió clase de Humanidades y de Literatura Española e Hispanoamericana.

Su primera obra, Las adivinaciones, data de 1952 y se incluye dentro de la generación poética del 50, articulado en Barcelona en torno a figuras como Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, Josep María Castellet o José Agustín Goytisolo y al que también pertenecen Angel González, Carlos Bousoño y Francisco Brines. Su poesía escrita hasta 1969 se incluyó en un tomo titulado Vivir para contarlo.

Como poeta ha obtenido numerosos premios, entre ellos el Boscán, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el de la Crítica. Es autor también de Descrédito del héroe, Diario de Argónida, Somos el tiempo que nos queda o Manual de infractores.

Entrada tardía en la narrativa

Su entrada en la narrativa fue más tardía. Su primer trabajo, Dos días de septiembre, consiguió el premio Biblioteca Breve. Siguieron novelas como Agata ojo de gato (que también fue Premio de la Crítica), Toda la noche oyeron pasar pájaros, En la casa del padre y Campo de Agramante.

También es autor de las adaptaciones teatrales de Abre el ojo de Rojas Zorrilla, estrenada en 1979 por compañía del Centro Dramático Nacional y de Don Gil de las calzas verdes, de Tirso de Molina estrenada en 1994 por la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Además ha escrito los guiones de la serie documental Andalucía de cine dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón para Radio Televisión Andaluza. En 1998 se creó la Fundación Caballero Bonald con sede en la casa donde nació el poeta y que nace como referente de la literatura y poética de Jerez.

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