La revista de Paz-Andrade pide cambiar el modelo de gestión de Pescanova y reparte responsabilidades en su crisis

Llama a "cesar el fuego cruzado", censura la actitud "descomprometida" de autoridades gallegas y estatales y pide unir esfuerzos para salvarla

La revista Industrias Pesqueras, de la que es director el exconsejero delegado de Pescanova y actual accionista Alfonso Paz-Andrade, pide cambios en los órganos de gobierno y en el modelo de gestión de la empresa y reparte las responsabilidades en su crisis entre diferentes agentes, desde la propia compañía, a la auditora y a la Comisión Nacional del Mercado de valores (CNMV).

En dos editoriales —uno fechado el 11 de abril y otro de este mismo lunes— consultados por Europa Press, la publicación considera que "no es momento de buscar responsables" y apunta que "los errores, en mayor o menor magnitud, proceden de más de un bando". Lo ocurrido "hace pensar que el proyecto empresarial originario sigue estando vigente y actual, pero el modelo de gestión necesita ser revisado", considera.

"Su política financiera no parece haber contado con la prudencia, el sosiego y la reflexión necesaria", indica, aunque rechaza que, "por una gestión financiera errada, un emporio empresarial de esta magnitud, de origen y filiación gallega, donde ya participan importantes fondos de inversiones de todo el mundo, fracase por un descuadre contable, por mucha dimensión que éste tenga".

"No es que la existencia de una cifra significativa de deuda no registrada en su balance, próxima a los 1.400 millones de euros, parezca una cuantía menor, pero desde el punto de vista gremial entendemos que hay obligación de adoptar las medidas pertinentes para solucionar y superar la situación actual, por dolorosas que puedan resultar", defiende.

Industrias Pesqueras sostiene que, pese a todo, Pescanova es "clave" y se muestra segura de que hay voluntad de salvar la empresa, aunque no unanimidad en torno a la "forma de salvación". "Lo que sí está claro es que la solución no puede venir de forma unilateral o aislada, no puede surgir sólo ni desde la propia empresa ni desde el exterior", destaca y pide el "esfuerzo de todos", dado "el alto grado de deterioro y confusión al que se ha llegado".

"Es necesario que se forme una 'task force' de salvación", asegura la revista, que pide que todos los agentes asuman "sacrificios y renuncias", desde la empresa, a los 10.000 trabajadores, los accionistas "con intereses divergentes" y las instituciones financieras. A este "pacto global" llama también a la Xunta y al Gobierno central.

La publicación recomienda "orientar la voluntad de todos en la misma dirección" y crear un "acuerdo marco" que garantice "un estatus jurídico en el que todos los actores se comprometan: unos a limitar sus poderes y sus actuaciones, otros a mejorar su actitud participativa y todos a colaborar en una acción de gestión exclusivamente dirigida a recuperar Pescanova, dejando a un lado los intereses personales".

"Debe cesar el fuego cruzado, la batalla de opiniones, de descalificaciones, la caza de brujas", reclama y señala que "lo urgente es corregir la deriva de la nave, que la gestión de la empresa se asuma con rigor, transparencia y talante conciliador".

Eliminar "personalismos"

"No se trata de hacer un acto de fe, ni de firmar un cheque en blanco, sino de crear un marco jurídico y administrativo fuerte, en el que se limiten poderes y atribuciones; se descentralicen responsabilidades, renovando órganos de gobierno, modificando políticas personalistas; y se recuperen los principios básicos contables, sana gestión administrativa, transparencia y veracidad operativa y financiera", plantea.

En el reparto de responsabilidades, estima que la culpa "no es sólo" de Pescanova, de una de sus empresas, o de los auditores, que "año tras año han venido emitiendo opinión limpia, cuando se estaba fraguando uno de los mayores escándalos bursátiles ocurridos en este país".

Se refiere también a "los funcionarios administrativos" que confeccionaron las 'due dilligences' para los 'road shows' orientados a atraer inversores y menciona a los bancos cuyos gabinetes de estudios "ejercían de videntes para estimular la inversión, pronosticando importantes recorridos al alza del valor de Pescanova".

Críticas a la xunta

La revista de Paz-Andrade, que es todavía accionista de la empresa, pese a que vendió parte de sus acciones en los últimos meses, censura también la "actitud tibia y descomprometida" de las autoridades autonómicas y estatales y se refiere, en concreto, a la "insolencia de la conselleira de Pesca", Rosa Quintana, que "declaró que de Pescanova sabía lo que leía en la prensa".

En el ámbito parlamentario, el editorial salva del "despropósito" al portavoz del PPdeG, Pedro Puy, "con su habitual y equilibrada coherencia" y al líder de Anova y portavoz de AGE, Xosé Manuel Beiras, "con su habitual y desequilibrada coherencia".

Papel de la cnmv

El documento presta especial atención a la CNMV, de cuya presidenta, Elvira Rodríguez, dice que es "una lucense con reputación de persona seria y rigurosa, pero lejana del perfil profesional exigible para ocupar" ese cargo. "Claramente, —la CNMV— en el caso de Pescanova, no ha estado a la altura de lo exigible. Se ha olvidado de preservar el prestigio de España", critica y dice que ha mostrado su "fragilidad" al permitir que uno de sus títulos "llegara a una situación como la que ahora ha estallado con estruendo".

A su juicio, "la ambigüedad y la pasividad han caracterizado" la actuación de la CNMV, que "está incluida en el catálogo de equivocaciones en la crisis de Pescanova". "El daño reputacional hecho en la línea de flotación de los mercados no es pequeño", incide.

"Es cierto que ha habido fallos en su modelo de gestión", señala sobre la propia compañía y destaca "políticas al límite de lo audaz en tiempos de fuerte contracción crediticia". "La falta de supervisión, de control interno, ha conducido a praxis contables aparentemente no ortodoxas", admite.

Sobre las centrales sindicales dice que "son las que menos sorpresa han causado" y, finalmente, señala que los medios de comunicación son "los únicos que han hecho una labor vigilante, a veces ácida, como es su función, pero eficaz, para definir la magnitud del problema económico".

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