El brote de parotiditis o paperas que afecta a una veintena de jóvenes en Madrid podría aumentar, al ser una enfermedad "muy contagiosa", aunque no es preocupante por tratarse de una enfermedad banal "no grave", según explicó este jueves el director general de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, Antonio Alemany.

Alemany confirmó el brote, del que informa el diario El Mundo, y explicó que apareció a comienzos de febrero, que no es exclusivo de la Comunidad de Madrid y que obedece a un nuevo ciclo de la enfermedad, que suele repetir en un lapso de tres a seis años. Afecta, en su mayoría, a niños y niñas nacidos entre 1995 y 1998 y entre 1985 y 1988.

Las personas están "más o menos protegidas" según el poder inmunógeno de las vacunas que hayan recibido, ya que las utilizadas en España antes de 1999 tenían un antígeno (sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede causar una respuesta inmunitaria) del 50,5%, mientras que las utilizadas después, elaboradas "con tecnología más avanzada", tienen un nivel de protección "mucho más alto", de entre el 88 y el 90%.

Según Alemany, entre aquellos niños vacunados antes de 1999 hay una parte con poder de protección del 50,5% o "sin defensa" suficiente ante la enfermedad, dadas "las características de aquella vacuna".

Desde el punto de vista epidemiológico, "al ser muy contagiosa, cabe pensar que vaya a haber un aumento de casos" de paperas en Madrid, aunque que no hay motivo para preocupación "por las propias las características de la enfermedad". Su incidencia también dependerá "del comportamiento del virus y del estado del tiempo", pues, según Alemany, el brote es más frecuente en los meses de frío.

Las paperas son una enfermedad no hospitalaria propia de la infancia, que puede ser tratada y vigilada en casa con reposo, ingesta frecuente de líquidos  no ácidos y analgésicos contra el posible dolor de cabeza o para bajar la fiebre.

En un porcentaje alto de casos, explicó el responsable de Atención Primaria, una persona puede tener el virus y no sufrir la enfermedad, o sufrirla con unos síntomas muy leves.