Los escarabajos peloteros utilizan la Vía Láctea para orientarse. Así se desprende de un estudio de científicos de Sudáfrica y Suecia, publicado en la revista Current Biology, que ha podido establecer la relación entre estos insectos, con un cerebro diminuto y potencia de cálculo mínima, y la pulverización de las estrellas de la galaxia.

Aunque sus ojos son demasiado débiles para distinguir las constelaciones individuales, el escarabajo, primer animal en el que se ha probado su orientación gracias a la Vía Láctea, utiliza el degradado de claro a oscuro proporcionado por la galaxia para asegurarse de que continúa rodando en línea recta, y no da vuelta atrás.

El profesor Marcus Byrne, de la Universidad de Wits, en Johanesburgo (Sudáfrica), y su equipo ya habían demostrado recientemente que los escarabajos coprófagos, los que se alimentan de excrementos, utilizan el sol, la luna y la luz polarizada para orientarse. Así, descubrieron que los insectos se suben encima de las bolas de estiércol para llevar a cabo un "baile" de orientación, mediante el cual localizan las fuentes de luz.

No obstante, estos nuevos experimentos, llevados a cabo bajo el cielo nocturno simulado del Planetario de Wits, han demostrado que los escarabajos también utilizan la luz de la galaxia, aunque no todas sus luces son igualmente útiles para ellos. Mientras una polilla mantiene un ángulo constante entre si y la llama de una vela, moviéndose en círculo alrededor de la llama, un cuerpo celeste está demasiado lejos para cambiar de posición con respecto a un escarabajo a medida que rueda su bola, con el resultado de que éste sigue viajando en línea recta.

A este respecto, los científicos sospechan que los escarabajos peloteros tienen establecida una jerarquía de preferencia en cuanto a la luz de que disponen, es decir, si la luna y la Vía Láctea son visibles al mismo tiempo, optarán por utilizar una fuente de orientación frente a la otra.