Entonces, y como venía siendo tradición, uno de los vecinos arrojó a una pava al vacío desde el campanario de la iglesia, episodio que fue denunciado por la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (Anpba) y la Asociación Andaluza para la Defensa de los Animales (Asanda).
Por omisión del deber
Ahora, la Junta de Andalucía ha fallado a favor del colectivo y en contra del Ayuntamiento de Cazalilla (PSOE), al que considera responsable de los actos «por omisión de su deber de estar vigilante sobre lo que acontece» en el municipio.
Según reza un informe del Gobierno andaluz, el lanzamiento de la pava «provoca al animal sufrimientos o daños injustificados y antinaturales».
Con ésta ya son dos las sanciones impuestas al consistorio jienense por dicha práctica. En 2004, también fue multado con 2.001 euros por no impedir que se arrojara al ave desde lo alto de la torre, mientras que en 2005 la Junta penalizó a un vecino de la localidad que se autoinculpó.
Una tradición que data de siglosEsta tradición,
En principio, la intención de la sociedad de protección animal no era la de que se prohíba esta tradición. De hecho, propuso al Ayuntamiento que, en lugar de usar a un animal real, utilizaran a "una pava simulada".
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