El plazo para acogerse a la llamada amnistía fiscal que el Gobierno puso en marcha el pasado 30 de marzo concluye este viernes a medianoche. La medida permite regularizar, pagando un gravamen único del 10%, activos ocultos, no declarados, de contribuyentes del IRPF, Impuesto sobre Sociedades e Impuesto sobre la Renta de no Residentes.

El Ejecutivo espera recaudar 2.500 millones de euros, aunque los únicos datos publicados por Hacienda son de julio y contabilizaron 51,89 millones. La amnistía fija también un tipo del 8% para los dividendos o participaciones en beneficios de fuente extranjera derivados de la misma fuente que se repatríen hasta el 31 de diciembre de 2012.

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, siempre ha dicho que esperaba que los ciudadanos se sumaran a esta iniciativa en el último momento y que la medida será un éxito para todos los españoles "en términos de afloramiento de bases imponibles", señalando que así se volverá a un país "mucho más normal" en términos de recaudación tributaria.

Hacienda sólo ha dicho que ha recibido numerosas consultas de despachos de abogados y asesores fiscales, y que confía en que se registren declaraciones hasta el último minuto.

Fuentes del Ministerio valoran de forma muy positiva que se hayan incrementado las peticiones de información lo que, a juicio de los responsables del departamento, demuestra que según se llega al final del plazo, es previsible que los contribuyentes vayan aumentado también la presentación de las declaraciones extraordinarias.

Previsiblemente, Hacienda publicará los datos de la recaudación definitiva de la regularización extraordinaria la semana que viene, una vez que reúna toda la información aportada por las entidades financieras. Lo que no hará será prorrogar la amnistía.