El funeral de la quinta estudiante víctima del tiroteo perpetrado por Charles Carl Roberts, de 32 años , se llevará a cabo el viernes. Previo a las exequias, y durante dos días, familiares y otros miembros de la comunidad visitaron cada una de las casas donde yacían los cadáveres de las niñas, vestidas con ropa blanca confeccionada por sus familias, para darles el pésame.
Los ataúdes de Naomi Rose Ebersole, de 7 años; Marian Fisher, de 13; Mary Liz Miller, de 8, y su hermana Lena Miller, de 7, fueron trasladados al cementerio en carruajes tirados por caballos.
Unas 500 personas asistieron a cada una de las ceremonias fúnebres, de unas dos horas de duración cada una, oficiadas en tres viviendas de las familias de las adolescentes muertes.
De acuerdo con la tradición de los amish, los ataúdes de madera eran estrechos en la cabeza y los pies, y anchos en la parte central.
El sepelio de otra de las víctimas, Anna Mae Stoltzfus, de 12 años, se efectuará el viernes en la misma localidad de Nickel Mines, en el condado Lancaster (Pensilvania), en cuya escuela Roberts perpetró los asesinatos antes de suicidarse.
Los amish perdonan
La comunidad ha perdonado al responsable de la tragedia, y un grupo amish visitó a la familia de Roberts para expresar su apoyo moral en un trance tan difícil.
Roberts, que se suicidó tras acabar a tiros con la vida de sus rehenes, indicó en unas notas de despedida escritas a su familia antes de su acción que estaba lleno de odio hacia sí mismo y hacia Dios.
Tres de las menores de edad murieron en el acto y las otras dos el martes pasado en el centro hospitalario al que fueron trasladadas.
Con premeditación
Roberts irrumpió en la casa escuela de la comunidad de Bart Township, a un centenar de kilómetros de Filadelfia, ordenó la salida de los alumnos varones y de las maestras, y después ató y alineó ante la pizarra a las niñas, a las que disparó en la cabeza, como si de una ejecución se tratara.
El comandante de la Policía de Pensilvania, Jeffrey Miller, reveló el contenido de algunas de las notas que Roberts dejó a modo de despedida, en las que aludía a la muerte hace nueve años de su hija Elise, que murió a los pocos minutos de nacer.
"Estoy lleno de odio, hacia mí y hacia Dios, y de un vacío inimaginable que parece que cada vez que hago algo divertido pienso que Elise no está aquí para compartirlo con nosotros y vuelvo a la ira", escribió Roberts. Además de escribir esas notas, el asesino llamó a su esposa por el móvil momentos antes de perpetrar los crímenes desde el colegio rural.
En esa conversación, le dijo que hacía 20 años que había abusado sexualmente de dos niñas de la familia, de tres y cuatro años.
Sin embargo, las autoridades de policía del condado Lancaster informaron hoy de que las supuestas víctimas del abuso sexual negaron que las violaciones hubieran ocurrido.
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