Verónica Forqué: "No hay que quejarse tanto, en este lado del planeta somos muy afortunados"

  • La actriz sostiene que la única salida que atisba a la crisis y el pesimismo generalizado es "tener esperanza" y seguir trabajando y luchando.
  • "Nos ha tocado la parte afortunada a pesar de la crisis", asegura, ya que "la crisis afecta más a otras personas".
Verónica Forqué durante una entrevista con Efe para hablar de 'Shirley Valentine'.
Verónica Forqué durante una entrevista con Efe para hablar de 'Shirley Valentine'.
Fernando Alvarado / EFE
Verónica Forqué durante una entrevista con Efe para hablar de 'Shirley Valentine'.

En este lado del planeta la gente es muy afortunada y por eso no hay que quejarse "tanto" de la crisis, asegura Verónica Forqué, que interpretará desde el sábado a Shirley Valentine en el Teatro Maravillas de Madrid, una "cincuentañera" con muchas carencias emocionales, las que, en definitiva, apunta la actriz, importan y determinan la vida.

La actriz sostiene que la única salida que atisba a la crisis y el pesimismo generalizado es "tener esperanza" y seguir trabajando y luchando.

"Somos muy afortunados en esta parte del planeta, nos ha tocado la parte afortunada a pesar de la crisis. No puede uno pasarse el día quejándose. La crisis afecta más a otras personas que han venido aquí porque les ofrecían un piso y un coche y unas vacaciones y se lo han creído... Nosotros aún no estamos en eso", subraya.

La actriz revela que ella está acostumbrada a la inestabilidad, a la inseguridad económica desde que tiene 19 años. "Yo nunca se qué me va a pasar el mes que viene, así que ni me planteo lo que nos puede pasar el año que viene", remacha.

Forqué (Madrid, 1955) lleva un año largo, desde mayo de 2011, de gira por España con la comedia de un solo personaje escrita por el británico Willy Russell en 1986 en la que, con formas de monólogo, un ama de casa de Liverpool relata su vida antes y después de que una amiga le haga una propuesta.

"Es una mujer que habla con la pared de la cocina, que siempre la escucha, hasta que descubre que hay gente mirándola, y empieza a contarle a ellos. Se da cuenta entonces de que no solo no está tan bien como creía sino que está mal y que querría cambiar de vida", resume la actriz en una entrevista con Efe.

"Todo es un misterio en la vida. No me planteo ningún horizonte en general. Me planteo que el sábado tengo que hacer la función dos veces y el domingo otra vez. No me planteo mi vida más allá del domingo", se ríe. Llega a Madrid, dirigida por su marido, Manuel Iborra, "porque toca" no porque tenga planes laborales "paralelos y coincidentes".

Cuando era pequeña quería ser actriz porque era una manera de "ser otras", de estar en Grecia, en la Edad Media o en el futuro, pero, reconoce, no ha estado "en ninguno de esos sitios".

Sin embargo, sí ha sido "hija", "madre", la mujer de Ramón y Cajal, una actriz porno, "una que fumaba porros, una que era camello... He sido muchas mujeres pero todas era yo, porque los papeles se hacen con lo que tú eres".

También ella, como Shirley, tiene la impresión de que debía de haber hecho muchas más cosas en su vida y de que no las ha hecho.

"¿Quién no? ¡Ay Dios mío, ¿ya?! ¡Dentro de nada me moriré! Todas las cosas y todos los sitios a los que yo quería ir y no he ido...", lamenta, aunque para ella "lo más necesario", lo más importante de su vida, sea sentir que lo que hace es útil para alguien.

De hecho, cuando era "muy jovencita" tuvo la duda de si debía ser médico porque había leído la biografía del alemán Albert Schweitzer, el galeno Nobel de la Paz que hizo su trabajo en África, y quería "ser él o, por lo menos, su enfermera", se ríe otra vez.

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